Como las páginas de un libro, ya debemos girar las hojas de la primera vuelta electoral, sabemos que el país estaba polarizado, pero los resultados de las urnas estremecen esa realidad. Más allá de los números, estas elecciones nos dejan lecciones que esperamos los candidatos finalistas tomen con la responsabilidad de ser el próximo mandatario del país. La necesidad de la conciliación nacional es urgente, por lo que ambas campañas deberán tender puentes con detractores (que se dijeron de todo), hay hartazgo en la población que esperaban “resolver” en primera vuelta para no ir a las urnas nuevamente (eso hasta cierto punto explica los números de los finalistas, pero a ambos no les alcanzó), los ciudadanos también entendieron la importancia de que el próximo presidente tenga un bloque importante en la Asamblea, no con el ánimo de que un poder solape a otro, sino más bien de que actúen bajo objetivos y agenda comunes. Los ciudadanos quieren dejar atrás el conflicto, y que los candidatos se enfoquen en la solución de los verdaderos problemas que le aquejan (inseguridad y empleo, como principales), pero más allá de las promesas, es cómo resolverán estos.

Ya es hora de que gane el pueblo

La revisión de la comunicación, reflejada en los interlocutores y canales, será un aspecto importante a tener presente, pues es menester ampliar la base de votantes. El exceso de confianza debe dejarse de lado, creer que hay actores políticos que no están en condiciones de dar pelea, es sobrevalorarse. Así también, mejorar la conexión con la realidad, con los problemas de la gente, esto afecta más al presidente que a la candidata de Revolución Ciudadana, cuidado sus “asesores” le venden otro sentir de la población. Además, las relaciones del Ejecutivo con otros poderes o personas deben subsanarse, el apego a la leyes y normas vigentes es un factor que esperan los ciudadanos se cumpla desde aquellos que dirigirán los destinos del país. De igual manera, mejorar la gestión gubernamental que se visibilice en resultados en obra pública, en combate a la inseguridad, entre otros, son pendientes del actual Gobierno, y que serán determinantes para la segunda vuelta. Reducir una decisión sobre el futuro del país a meramente correísmo versus anticorreísmo, es mezquino para las presente y futuras generaciones, ojalá avancemos hacia lo trascendental y de fondo que concierne a la nación. Así la cuenta regresiva empezó y la ciudadanía observará cada detalle de ambos candidatos, el 13 de abril daremos el veredicto sobre el destino del país, recordemos que votar no se trata de un momento sino de decidir nuestro futuro. (O)

Jorge Calderón Salazar, analista económico, Guayaquil