Como comprobamos con indignación, este recurso usado por criminales para obtener beneficios sigue siendo mal usado en la justicia ecuatoriana, que de justa casi que no tiene nada.
Acabamos de comprobar con estupor que un criminal corrupto condenado por asociación ilícita, entre otros graves delitos, ha sido trasladado a otra cárcel con todas las comodidades que puede obtener en un hotel, para que continúe vociferando sus desvaríos infernales propios de un demente fuera de sí.
¿Acaso no hay autoridad honesta en el Ecuador que pare está putrefacción? ¿Es tal el grado de podredumbre social, moral, ético que existe en la justicia que nadie, absolutamente nadie, impugna tales hechos delictivos? Porque eso es lo que han hecho estos llamados jueces: atentar contra la decencia, la rectitud de acciones, contra el juramento hecho al ser posesionados como jueces de defender la verdad y lo justo.
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Asquea hasta lo máximo el actuar de estos malos funcionarios y la impavidez y queimportismo de quienes tienen la obligación de denunciar tales hechos.
Un mal accionar más que nos enrumba al despeñadero hacia el cual vamos en acelerada carrera. (O)
Nelly Mercedes Lozada García, Guayaquil
