La percepción es la forma en la que el cerebro humano interpreta las sensaciones que recibe a través de los sentidos, del momento político actual, para formar una impresión inconsciente o consciente, para sufragar. ¿Cuál es la percepción política que el sufragante describe en su mente?
La percepción de la política en los jóvenes está influenciada por varios factores: desconfianza en los partidos políticos actuales, el uso inadecuado de las redes sociales, falta de educación política, inseguridad y la corrupción sistémica en entidades públicas. Estos factores revelan la causa del poco interés por parte de los jóvenes hacia la política, la que debe verse no como un rechazo sino como una falta de confianza a las formas de hacer política en la actualidad por los políticos populistas.
El elector es capaz de tomar decisiones racionales a base de su percepción de la economía, la salud, educación y seguridad, que pueden penalizar la mala gestión del gobierno actual, superando la identidad partidista o ideológica como principal elemento a la hora de ir a sufragar. El elector es capaz de atribuir mediante su percepción sensorial, no razonada, responsabilidades a un gobierno de turno, dejando a un lado sus lealtades partidistas, cambiando su voto de acuerdo con un análisis racional a base de la percepción sensorial actual de la acción gubernamental en lo económico, techo digno, empleo adecuado, salud y educación pública de calidad y seguridad.
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La llamada “hipótesis de la responsabilidad”, que parte de los trabajos de V. O. Key (1966), explica hasta qué punto los electores “pasan factura” a los gobiernos de turno, es decir, hasta qué punto establecen una relación causal entre la actuación gubernamental actual y el devenir económico futuro. Toman decisiones racionales a base de su percepción sensorial que penalicen la mala gestión del gobierno de turno, con un voto de castigo.
Hay cinco pilares básicos en los que se basa el electorado ecuatoriano en su percepción sensorial: seguridad alimentaria, techo para habitar en forma digna, empleo adecuado, salud pública de calidad sin hospitales desabastecidos, educación de fácil acceso y seguridad. Esas son las necesidades de supervivencia propias de sociedades subdesarrolladas económicamente, donde la seguridad económica y personal no está garantizada para la mayor parte de la población y sin aspiraciones de mayor desarrollo personal y social, característicos de las sociedades económicas más desarrolladas.
La población vota pensando en la realidad que vive. (O)
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Jaime Galo Benites Solís, clínico intensivista, Guayaquil