Actualmente, el país y el mundo viven una crisis permanente y están en discusión valores antes indiscutidos e indiscutibles. Estamos obligados a rescatar los valores de la nación.
Los cimientos y columnas que sustentan la edificación de la civilización y la cultura hasta comienzos del siglo pasado crujen y se desquician.
El código máximo de las relaciones privadas que fue dictado para América por Andrés Bello, así como los otros códigos, han sufrido reformas fundamentales y requieren nuevos e impostergables aportes. Corresponde a los juristas aclarar cuál ha de ser la función y las finalidades del derecho en esta nueva era del hombre.
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Hay muchos conceptos y definiciones del derecho. Se sostiene que es un sector de la conducta moral, cuando esa conducta está imperativamente dirigida por medios de coacción y de sanción.
Más ampliamente se ha dicho que el derecho es el estatuto o la forma de la vida. Hay quienes piensan que el derecho simplemente es la ley, y todo aquello que no es reglado por la ley queda fuera del ámbito jurídico. Inútil o imposible discutir estas definiciones o buscar otras.
El derecho es una de las cualidades esenciales del espíritu humano; esa cualidad tiene por finalidad la conservación de los valores conquistados a través de los siglos: la libertad, justicia y el bien.
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El derecho también es el camino del ascenso en el que la misión del ser humano se realiza con mayor plenitud y en que las virtualidades ilimitadas del pensamiento, la dignidad y del amor obtienen nuevos triunfos y encarnan en nuevas formas de civilización y de cultura.
Resulta oportuno recordar que el objetivo del derecho es la justicia, y también para el derecho constitucional la implantación de un estado de derecho constitucional justo, ético y que reconozca la dignidad humana, derivada de la naturaleza misma del hombre. Un pueblo sin una constitución moral y ética está destinado al olvido.
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La ética y el derecho deben ir juntas de la mano. Es urgente que los valores morales sean la razón de ser del ámbito jurídico, sobre todo en los campos ligados a la persona misma, como la vida, libertad, familia y trabajo. (O)
Jorge Enríquez Páez, abogado, Quito