Se aproxima la fecha de las votaciones, importante acontecimiento que para los ecuatorianos, de un tiempo acá, se ha venido convirtiendo en una verdadera pesadilla. Mientras no cambien totalmente a las autoridades del CNE (Consejo Nacional Electoral de la República del Ecuador) y no se modifiquen al cien por ciento los reglamentos y parámetros del mencionado proceso, nadie tiene la certeza de que las elecciones vayan a ser totalmente limpias y transparentes.
Nunca entenderemos por qué razón se permite la inscripción de tantas candidaturas con los consiguientes gastos que ello implica, sin requisitos muy exigentes, indispensables, que deberían ser completamente obligatorios para calificar la idoneidad de cada uno de los aspirantes (candidatos); pues somos conscientes de que muchos de ellos aparecen ‘fantasmagóricamente’ de la noche a la mañana sin nada que los acredite. Además, nos preguntamos: ¿acaso los cargos en el CNE son vitalicios?, ¿por qué razón los funcionarios se mantienen en sus cargos durante tantos años? Se asume que son empleados públicos y en consecuencia deberían ser renovados cada cierto tiempo, contribuyendo de esta manera a brindarnos mayor confianza y credibilidad a los escépticos electores. Los ecuatorianos, en mayoría, nos encontramos preocupados por esta situación y por el importante proceso electoral del cual depende el futuro de nuestra patria. (O)
Elsa Fabiola Carrera Alemán, Quito