Me dirijo a los señores jueces, fiscales, secretarios, amanuenses y en general a todos los operadores de la llamada “justicia ecuatoriana”, quienes reciben puntual un sueldo de procedencia de fondos contribuidos por todos nosotros, los ciudadanos, por ocupar esos importantes cargos a que ejerzan todo aquello que estudiaron, por lo que se prepararon muchos años y reviertan íntegramente a la sociedad la justicia que busca el ciudadano, sea este común o especial.

Efectos de la violencia en las personas y la seguridad

Duele leer noticias, ya casi a diario, de las denuncias contra los operadores de justicia, saber que los allanan para investigarlos, saber que disponen medidas cautelares donde especialistas indican que no caben. Creo que algo anda muy mal en ese sector.

Les extiendo estas tres reflexiones: ¿cuántas casas, carros, bienes más se necesitan para vivir con dignidad, en paz, sabiendo que al hacer algo incorrecto en la administración de la justicia puede afectar, directa o indirectamente, a una persona o núcleo familiar?, ¿pudiera ser que la vida le regresará con creces en contra de esas decisiones incorrectas?, ¿la ambición desmedida dará noches de reposado descanso y jornadas felices para un ser humano?

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Volver a conmovernos: antídoto contra la deshumanización

Estimados profesionales del Derecho del Ecuador, les hago un llamado a la conciencia para que quizás no persigan conseguir lo que no nos vamos a llevar cuando salgamos de este plano existencial y que no alcanza a disfrutarse una vida entera, sería mejor que obremos en favor de crear y dejar algo positivo para la sociedad que ayuda a que reciban sus sueldos cada mes, un anhelo que otros profesionales desearían la suerte de tener. Hagan ese esfuerzo, el de promover la verdadera justicia, la paz, la convivencia en armonía, porque la vida y nosotros, los habitantes del Ecuador, se los vamos agradecer por siempre. (O)

Verónica Zambrano Alcívar, ingeniera comercial, Guayaquil