Cada cierto tiempo vuelve a la discusión política algo que es muy popular en el discurso, pero antitécnico y antieconómico, el control de precios. Cuando me planteé escribir sobre este tema, lo primero que se me vino a la mente fue el brillante texto publicado en 1979 por Robert Schuettinger y Eamonn Butler: 4.000 años de controles de precios y salarios. Cómo no combatir la inflación. El texto es básicamente una revisión histórica de los fracasos más notables al intentar establecer determinados niveles de precios y salarios mediante políticas públicas. A continuación intentaré hacer un breve repaso de algunos ejemplos que, aunque son fáciles de verificar con una rápida investigación de la historia universal, parece que son ignorados por los discursos políticos todo el tiempo en todo lugar.
Brasil (1924-1931): El Gobierno buscaba controlar los precios del café regulando el abastecimiento (las exportaciones, embarques, compras locales, etc.). Esto provocó que se almacenaran grandes cantidades de café y los precios no se estabilizaran. En 1931 se volvió insostenible, y años más tarde tuvo que destruirse lo almacenado.
Como vimos, todos fueron un fracaso monumental, pero parece que no hemos aprendido la lección.
La Alemania Nazi (1936): Debido a que la economía alemana era inestable, el Partido Nazi decretó congelamiento de precios y prohibición de la reducción de la calidad de los productos y servicios en el año de 1936. Esto dio como resultado la aparición de mercados negros, y la utilización del trueque como medida para evadir el control.
La Unión Soviética (1927-1937): Una economía totalmente planificada de manera centralizada, prometía bajar los precios. El Estado soviético era el encargado de planificar totalmente la economía, en ella se establecieron medidas que redujeron el derecho individual. Al final el resultado fue: que el costo de vida aumentó 65 % entre 1927 y 1937, mientras que el ingreso real disminuyó 50 %.
EE. UU. en la Segunda Guerra Mundial (1941-1945): El gobierno estadounidense entre los años de 1941 a 1942 intentó contener las fluctuaciones de los precios y salarios mediante controles voluntarios y persuasión moral, 60.000 burócratas y 300.000 voluntarios fueron inútiles en la cruzada por evitar la subida de precios y salarios que se disimuló en cambios en el servicio y la calidad. Para el año de 1945, finalizada la guerra, la inflación aumentó.
Argentina con Perón (1947-1949): En 1947 el programa de fijación de precios era dirigido a minoristas argentinos y estas incluyeron incautaciones de productos de vestimentas y calzado y apresar a los comerciantes que violaban aquellos precios. Por otro lado, de 1948 a 1949 se implementaron subsidios para productos alimenticios como el trigo con el objetivo de controlar el precio del pan, misma medida se dio para el abastecimiento de carne, aceites comestibles y leche. No dio buen resultado, los precios subieron incluido los de los servicios públicos.
Como vimos todos fueron un fracaso monumental, pero parece que no hemos aprendido la lección. Es hora de hacer las cosas distintas, de plantear justo lo contrario si queremos avanzar. Para combatir la inflación: no al control y fijación de precios, sí a la libertad económica. (O)