Como todos los años en la etapa previa a la cosecha de granos costeños (arroz, maíz y soya), los agricultores continúan sus padecimientos relacionados con su venta, pues no encuentran infraestructura de secado y almacenamiento –la estatal dejó de funcionar–, obligados a recurrir a intermediarios sin alma que irrespetan los precios oficiales, castigándolos en el peso, humedad, calidad y aplazamiento de pago. Además, tienen que aceptar la aplicación de un sistema de pesaje alejado de las normas internacionales asumidas por Ecuador, país miembro del Sistema Internacional de Unidades; sin embargo, subsisten parámetros obsoletos del antiguo sistema métrico decimal o magnitudes inglesas como la libra, cuyo uso debe descontinuarse.

El tema ha sido abordado bajo el liderazgo de César Herrera Santos, de la Federación Nacional de Maiceros, que ha capitalizado gran simpatía y solidaridad de varios gremios del sector, regionales e internacionales, agrupados bajo la sigla de Fonagro Ecuador o Foro Agropecuario, de enorme convocatoria y credibilidad, pero aun así no se han atendido con prontitud sus justas posturas, incurriendo las autoridades en desobediencias legales, invadiendo el campo de delitos no sancionados a pesar de documentos y evidencias que demuestran las justas posiciones campesinas. Las solicitudes escritas y sustentadas ni siquiera han merecido una cortés contestación, abriendo un espacio para una reacción que podría desembocar en movilizaciones de difícil control, inconveniente para todos en los duros momentos que atraviesa la nación.

No deben desdeñarse los puntos de vista de los campesinos y sus organizaciones, que encierran verdades que de acogerse ayudarían al crecimiento económico nacional; es necesario atender petitorios que han llegado a la oficina presidencial como la llamada declaración de Quevedo acordada en asamblea magna en el centro agrícola de esa localidad, donde se consagran algunas aspiraciones muy sentidas, de las cuales sobresale precisamente la adopción definitiva y práctica del Sistema Internacional de Unidades (SI) y las Normas de Comercialización Internacional, principios y conductas que consagra el libre comercio, defendido con ardor por el régimen.

Es necesario que el Ministerio de Agricultura recupere su prestancia devolviéndole sus funciones y atribuciones asumidas impropiamente por otras carteras como la de Producción, Ambiente, Agua y Transición Ecológica. Se requiere ver su protagonismo en cuantos foros se realicen con su línea de trabajo, entregándole recursos cómodos para el cumplimiento de su misión, que no se mermen anualmente y se incrementen los destinados para la investigación y el control de plagas catastróficas.

Frente al fenómeno de El Niño que se avecina afectando al Pacífico Sur, con grave impacto en el norte de Perú y la Costa ecuatoriana, es hora de activar el Comité de Operaciones de Emergencia, COE, designando otro presidente, el actual ministro del Interior tiene su tiempo copado, bien podría ser el ministro de Agricultura, cuyo ámbito resultaría seriamente perjudicado, haciendo tambalear la seguridad alimentaria del país. (O)