Escribía el famoso expresidente José María Velasco Ibarra hace alrededor de 95 años que el Ecuador “aún puede salvarse”. Obviamente en esos tiempos no había el nivel de dificultades que estamos pasando. Había, como siempre han existido, fumones de fin de semana, drogadictos, gente mala, hijos ingratos, traiciones, etc.; pero los grandes intereses de la gente mala y de los ambiciosos no llegaban al punto de generar un quemeimportismo por la vida, de matar por contrato, de “vacunar” negocios, etc.

El Rubicón de Daniel

El nivel de la tragedia que vivimos debe necesariamente convocarnos a pensar en mecanismos lo más sencillos y eficaces posibles para poder vivir en paz. Es condición necesaria de toda lucha por la seguridad y por la paz la honradez de los servidores del sector judicial. Atrapar delincuentes contumaces en plena flagrancia y después soltarlos para que terminen (o comiencen) amenazando a los denunciantes, burlándose de sus captores es realmente indignante. Entiendo plenamente la frustración de la Policía Nacional y del Gobierno por este tipo de eventos. Cobrar dinero y poner en riesgo la seguridad de la ciudadanía es indignante. Si de por medio hay amenazas no tengo nada que decir.

La llamada clase política, el Gobierno, los gremios de abogados y el sistema de justicia deben juntarse por el bien del país. Cada uno tiene que aportar. Los abogados en ejercicio de la profesión en el ámbito penal conocen a fondo los problemas operativos del sistema, el Gobierno tiene el poder, los asambleístas la competencia para dictar leyes, los políticos serios tienen peso en la opinión pública. Los medios de comunicación pueden ser un gran soporte en la búsqueda del progreso, de la seguridad y de la paz, incluso aquellos que han perdido toda capacidad crítica. Hay que aprovechar la decisión política, la acción del Gobierno, la valentía de los ministros de Defensa y del Interior para luchar contra el crimen organizado. Esto es objetivo, no subjetivo. Pero ojo: no quiero decir que la decisión política no haya producido algunos errores garrafales en materia jurídica ni que crea justo la actitud contra la Corte Constitucional. Pero de que hay decisión hay decisión, de que hay valentía hay valentía. Sin embargo, esa política, esa acción y esa valentía necesitan más respaldo de la sociedad, de las opiniones independientes.

Faltan dos preguntas

Creo que hay mucha gente que puede querer colaborar para luchar por nuestra supervivencia, por nuestros valores, por nuestra paz, a cambio de nada. El mundo da vueltas y los opositores mañana pueden formar parte del gobierno. Eso no es lo que importa. Lo trascendente va más allá de las circunstancias, lo trascendente somos nosotros, nuestra juventud, el futuro de nuestros niños. El sistema carcelario debe dar un gran giro. Hay una gran mano de obra desperdiciada en las cárceles, pueden cultivarse frutas y venderse a la industria, pueden fabricarse muebles, el preso puede salir con un título intermedio. El Ecuador puede cambiar. Aún podemos salvarnos. El cambio no es idealismo, es un grito desesperado. ¿Qué puede hacer usted para ayudar al progreso del Ecuador? (O)