El presidente Noboa tendrá que decidir si mantiene la Constitución vigente, proponiendo reformas que la mejoren. Recordemos que confiere al presidente de la República facultades muy amplias, pero es un engendro creado por asesores extranjeros que debilitó a la función Legislativa sustrayéndole las facultades de nombrar a las principales autoridades de control y otorgándoselas a dos organismos que han demostrado no solo su inutilidad, sino que algunos de sus integrantes resultaron lo peor de la “clase política”, especialmente el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, demasiadas palabras para tan poco resultado. Ese engendro debe desaparecer y sus facultades deben regresar a la Asamblea Nacional. Igual que el Consejo de la Judicatura, cuyas atribuciones deben volver a la Corte Suprema de Justicia.

La nueva Constitución

Se dirá que volveremos a la politización propia de los parlamentos. Es verdad. Son para eso: para hacer política, para que sus integrantes elegidos por el pueblo legislen con sabiduría y también fiscalicen al Ejecutivo. Los gobiernos de todo el mundo, en toda la historia, desde el Ilustre Senado de la República de Roma, fueron en esencia lo mismo: teatro de actores políticos, algunos malos. Prefiero que más de 100 políticos elijan a las autoridades de control, a que lo haga un grupito de siete personas que pueden ser manejadas a control remoto. Los actuales son tan ineficientes que los más importantes cargos políticos, como el fiscal, que trabajan con funciones prorrogadas. ¡Fuera!

Las reformas económicas

Necesitamos cambios en la administración de justicia. A fuer de proteger la presunción de inocencia, hemos creado un sistema en el que jueces “multicompetentes” de lejanas parroquias puedan atreverse a paralizar instituciones superiores. Juzgadores venales comprados con dinero de actividades criminales han ordenado libertades inmerecidas. Esos individuos, algunos ya en las cárceles, son también culpables del descrédito de la Función Judicial. Cuando en las repúblicas los jueces son probos, hay progreso. Los magistrados justos son una de las bases de las democracias en todo el orbe. Estos son cambios de fondo, que no afectan la estructura del Estado y pueden ser tramitados por la Asamblea.

Construir un mejor país

Porque la otra vía es una constituyente que dicte una nueva constitución. Tendremos que elegir a sus integrantes y es un trámite largo que los expertos calculan en dos años. El presidente puede sufrir el desgaste natural del cargo, por lo mismo que ha suscitado grandes esperanzas que no todas podrá cumplir. No por falta de capacidad o de voluntad, sino de dinero. La caja fiscal está exhausta. Ha bajado el precio del petróleo y la producción disminuye. Tenemos menos ingresos y dependemos del crédito extranjero. La gente rechaza más impuestos. Sería darle ventajas a la oposición.

Proyecto país

Mucha gente espera todo del Gobierno. Está muy bien que tienda su mano y ayude a las personas que son pobres y perdieron todo. Las lluvias se llevaron lo poco que tenían. Pero hay que ayudarlos a levantarse, crear facilidades para que la dignidad se mantenga y quienes pueden hacerlo se rehabiliten con su propio esfuerzo y la ayuda inteligente del Gobierno. (O)