Hace un cuarto de siglo, Michael E. Porter proponía que sí es posible que las empresas sean verdes y competitivas (Green and Competitive: Ending the Stalemate. Porter, M. & Van Der Linde, Claas; HBR, Set – Oct 1995). Si bien parece algo muy difícil de lograr, el sector pesquero exportador ecuatoriano está asumiendo los desafíos que le presentan el mercado y la competencia con una estrategia que demuestra que se puede crecer siendo verde y competitivo.

El sector está enfrentando condicionantes globales complejos con relativo éxito: el consumo global de pescado crece más rápido que la población mundial, lo cual ha limitado la captura a cinco millones de toneladas anuales, para asegurar la conservación de las especies. El consumidor es cada vez más exigente sobre la sostenibilidad de tales especies y la responsabilidad social en las prácticas de pesca. Las campañas contra los subsidios al combustible aumentan costos de las operaciones pesqueras. Todo lo anterior pasa por inversiones crecientes en renovación de buques, tecnología y mejores prácticas industriales. Solo así se logrará más eficacia en las capturas, minimizar la pesca incidental, maximizar el rendimiento del combustible y asegurar el cumplimiento de estándares y certificaciones de buenas prácticas y sostenibilidad de las especies que exigen cada vez más consumidores.

Esta necesidad de inversiones obliga a continuar creciendo. Seguir aumentando las exportaciones del sector al mundo (8 % promedio anual desde el 2016) y las ventas para consumo nacional. Esto implica trabajar en tres frentes. Primero: aumentar las toneladas de atún procesado proveniente de otros océanos con abundancia de atunes tropicales, para atender el crecimiento del mercado interno y la venta a países que se abastecen sin requerimiento de origen. Segundo: desarrollar nuevas pesquerías como jurel, calamar gigante y pesquerías de profundidad. Tercero: masificar las certificaciones de sostenibilidad de las pesquerías para posicionar al Ecuador entero en los mercados más exigentes.

Estos objetivos demandan financiamiento a bajas tasas y largos plazos para: pescar con barcos modernos y eficientes en todo el Pacífico (nuestra flota se acerca a 50 años de edad promedio y pesca en el Pacífico oriental); desarrollar las nuevas pesquerías; inversiones y capital de trabajo para la industria en crecimiento y para los procesos de transferencia de tecnología que obligan las certificaciones referidas. Además, es indispensable que el Gobierno nacional lidere la estrategia para convertir al Ecuador en Parte Cooperante de la Comisión de Pesquerías del Pacífico occidental y central (WCPFC), de la cual llevamos muchos años como No Parte Cooperante (solo voz).

Que estos requerimientos sean atributos del servicio de la futura Zona Franca Pesquera e Industrial. Que la ejemplar institucionalidad privada del sector pesquero ecuatoriano haga de estas metas la ocasión de un nuevo nivel de cooperación público–privado con el Gobierno nacional. Que se genere riqueza adicional por 1.000 millones de dólares anuales, aporte de un sector verde y competitivo. (O)