Existen muchos autores y teóricos que hablan sobre decadencia de las sociedades, donde la desintegración social es uno de los conceptos vinculados. Si bien es cierto que se refiere al proceso por el cual una sociedad pierde sensibilización, ética, cohesión, solidaridad y unidad, este fenómeno puede manifestarse de diversas formas y puede ser causado por una variedad de factores, entre los que anoto la pérdida de valores y principios, segregación, inequidades, cambios sociales rápidos, altos niveles de violencia, delincuencia, normalización de hábitos nefastos, individualización, ausencia de pensamiento y sentido común, preponderancia hacia las incapacidades, permisividad, entre otros.

Para entenderse

¿Cómo reconocer si vivimos en una sociedad en decadencia? Existen algunos indicadores que podrían sugerir la fragmentación y desintegración social, como cuando los valores y normas que tradicionalmente han unido a una sociedad comienzan a erosionarse; aumento del deterioro moral y ético, como pérdida de la honestidad, la integridad y el respeto mutuo; junto a un crecimiento en comportamientos antisociales, como la corrupción, el crimen y la intolerancia.

Cuando se da una disminución en el sentido de comunidad y responsabilidad compartida, los cambios sociales rápidos, la globalización y otros factores pueden provocar una sensación de desorientación e incertidumbre sobre la identidad cultural y social de un país, lo que puede debilitar los lazos comunitarios. Así como cuando las instituciones sociales y políticas son percibidas como corruptas, ineficaces o injustas, ya que puede erosionar la confianza en el sistema y en los demás miembros de la sociedad.

Los derechos humanos y la seguridad

Adicionalmente, cuando se pierde la visión holística del ser humano en la que se debe considerar al individuo en su totalidad, reconociendo la interconexión y la interdependencia de diferentes aspectos de su vida y su existencia. En lugar de analizar al ser humano como una suma de partes separadas, se debe analizar como un todo integrado, donde cuerpo, mente, ética, emociones y espíritu están interrelacionados. De ahí que escuchar “No importa lo que haga con su vida privada si hace bien su trabajo” no es coherente en una sociedad saludable y pensante, en razón de que determina el respeto, la calidad e integralidad de su accionar en su trabajo.

Puede ser tan fácil…

De ahí la importancia de exigir transparencia en los méritos a las autoridades, no solo en competencias profesionales, sino también en principios y valores éticos. Es la raíz para construir una sociedad saludable. La desintegración social puede tener consecuencias graves, incluyendo un aumento en la marginalización, exclusión social, polarización y la incapacidad para abordar eficazmente los problemas sociales y económicos. Se requiere un enfoque integral que involucre políticas sociales, económicas, culturales y sobre todo éticas que promuevan la inclusión, la equidad y la cohesión social. Para abordar este fenómeno es importante promover principios y valores, la diversidad, el diálogo intercultural y la equidad en todos los ámbitos de la sociedad, como utilizar el arte como herramienta de cohesión. No sigamos perdiendo a nuestros niños(as) y jóvenes en un país en crisis. (O)