¡Cuán podrida está la práctica política!, (con sus excepciones), que ya se vuelve ordinario lo que debiera ruborizar a sus actores por ser condenados por corrupción, peculado, delincuencia organizada, cohecho y otros delitos penales, en el debido proceso, con derecho a la defensa y el principio de inocencia, aunque luego repiten la muletilla de perseguidos políticos, pero no pudieron desvirtuar los cargos formulados en su contra.

A esto se suma, no ahora sino desde hace muchos años, de ser investigados y hasta sentenciados e ir a la cárcel por abuso y acoso sexual. Incluso tienen la audacia y el cinismo de presentar reformas legales al Código Orgánico Integral Penal para que haya el consentimiento de relaciones sexuales desde los 14 años y con ello tapar sus fechorías, luego de iniciarse una investigación penal a uno de sus exponentes por una presunta violación a una menor de 12 años. Como quedaron al descubierto, lo expulsan tardíamente al compañero por muchos años y hombre de confianza.

Otra asambleísta abandona el barco tras rechazar el mal trato de su compañera dirigente y se va señalando que llegó al movimiento político por lucha social y no porque se haya vendido ni tampoco por favores sexuales...

Cada vez más se muestran de cuerpo entero aquellos políticos (RC) que llegaron al poder, gobernaron el país diez años y que durante casi dos décadas demostraron lo que son y recién hoy se rasgan las vestiduras y se admiran cuando son puestos al descubierto y señalados por sus actos repudiables y bochornosos.

A confesión de parte, relevo de prueba: ellos mismos califican esos hechos de monstruosos y execrables, los protagonizados por quienes durante años, desde la fundación del movimiento político, fueron compañeros de ruta, se defendieron, personas de confianza que compartieron fiestas, campañas electorales y hasta por esa trayectoria promocionaron su candidatura para ahora expulsarlos de la agrupación y pedir la salida de su curul. Cuánta hipocresía.

Convivieron toda una administración, disfrutaron del poder, se conocían muy bien, pero resulta que hoy se sorprenden por las acciones que cometen y tratan de engañar con supuestas medidas radicales, como las acciones de expulsión de la organización, cuando ya es demasiado tarde como para lavarse la cara ante el país.

Pero no es el caso único. Los hechos lo evidencian. Están infestados de esos personajes. Hace más de diez años fue sentenciado a 20 años y fue a la cárcel por violación a una niña de 13 años el padre de quien ejerció altos cargos y hoy paga también en el centro penitenciario tres sentencias por delincuencia organizada, cohecho y peculado.

Otro personaje, de triste recordación, prófugo de la justicia, fue miembro de una pandilla que fue candidatizado por el mismo movimiento y así llegó a la Asamblea, y cuando era procesado penalmente, pretendió tumbar a la fiscal general del Estado y fugó del país. También amenazó al candidato presidencial que luego fue asesinado en agosto de 2023. Todos estos hechos explican su política permanente por años de lograr impunidad y sacar a los sentenciados de las cárceles.

Los casos son muchos y los seguidores deberían abrir los ojos y darse cuenta de lo que han sido capaces sus ídolos, lo que han cometido y solo reflexionar lo que representan. (O)