Parecería cada vez más cerca ese día imposible, insólito: cuando Google pierda la supremacía absoluta otorgada por la confianza plena de millones de usuarios que, por 30 años, han encumbrado al buscador online californiano en lo más alto de las herramientas paridas por el boom digital. Y si creen que exagero, pregunten a grandes o chicos, a trabajadores o ejecutivos, a colegiales y universitarios: tal es el cariño y respeto que se ha ganado un título ad honorem, pues muchos lo llaman Doctor Google.

Pero ¿de qué estoy hablando? Nuevamente, aunque parezca repetitivo, de las andanzas de TikTok, la plataforma tecnológica de origen chino que en los inicios parecía ser el escenario ideal para hacer el ridículo sin sonrojarse, pero que gana espacio y se agiganta, al provocar incluso la imitación de Instagram y Facebook.

Resulta que nuevos estudios revelan que al menos el 40 % de los usuarios de TikTok, que son principalmente de la generación Z (entre 18 y 24 años), sienten pereza de usar otra herramienta para buscar contenidos, y lo están haciendo en el mismo TikTok, aunque quienes lo crearon dicen, aseguran, juran, que no era esa la intención. Hasta antes de esta revelación se seguía considerando que Google tenía captado el 90 % de los usuarios de un buscador, pero ahora se han disparado las alertas y motivado medidas urgentes sobre todo en recurrentes quejas que venían siendo atendidas al ritmo de quien se sabe “inalcanzable”.

... al menos el 40 % de los usuarios de TikTok sienten pereza de usar otra herramienta para buscar contenidos...

Y la opción, por forzosa que parezca, es despabilarse y concentrarse en las nuevas audiencias, muy distintas a las de 20 años atrás, porque el acelerador lo presiona la guerra tecnológica. Nuevo público donde el componente visual es prioritario.

La crisis que esto supone para Google, de hecho, acaba de ser admitida por su hombre fuerte, Prabhakar Raghavan, quien cree que ha tocado aprender continuamente que los nuevos navegantes de internet no tienen las expectativas y la mentalidad a las que “nos hemos acostumbrado”.

Y aunque TikTok, como he dicho, muestra “sorpresa” por esta nueva faceta, ha empezado a cambiar para parecerse cada vez más a un motor de búsqueda, de esos que generan montañas de dólares. Cambios como añadir un enlace a las palabras claves que aparecen en los comentarios y entonces cuando se haga clic en él, nos lleva a una página en la que aparecen publicaciones, sonidos, hashtags y cuentas relacionadas. Y si la actividad de SEO, que no es más que el posicionamiento preferencial de los contenidos, se adapta eficientemente a los cambios, será una revolución pacífica la que afrontará la forma en que consumimos y producimos contenido.

¿Imposible de caer? Eso parecía el liderazgo absoluto de Google, luego de que en el año 2000 apresurara el lanzamiento de Google Imágenes, cuando una audiencia frenética quería ver con ansiedad el gran escote del vestido verde Versace con el que Jennifer López se presentó a los Grammy. Reventaron los motores de búsqueda de entonces, más escritos que visuales, y muchos cambiaron ansiedad por frustración. Entonces Google los satisfizo y se disparó hacia las estrellas. ¿Estará en riesgo hoy de un aterrizaje forzoso? (O)