Es la hermana melliza de Petroecuador. Comparten el mismo ADN de burocratismo, corrupción e inoperancia. El amago de apagones debido al estiaje en la cordillera oriental la expone a una dura crítica.

En 2021, debido a la erosión regresiva del río Coca y a la consiguiente amenaza de paralización de la central hidroeléctrica Coca-Codo-Sinclair, que suministra el 28 % de la demanda de energía, Celec anunció la compra emergente de repuestos por 80 millones de dólares a fin de arreglar un puñado de centrales termoeléctricas averiadas. A la postre solo invirtió cuatro millones, por lo cual dicho parque no se encontraba habilitado para enfrentar la contingencia. Felizmente, se pudo comprar energía a Colombia para evitar los apagones.

Había suficiente reserva térmica para compensar la falta de 400 MWh que se tuvo que importar; tan solo faltó la decisión ejecutiva que es lo que siempre sucede con las empresas públicas del sector energético.

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Basta señalar, como ejemplo, la tardanza de más de dos años en la firma de los contratos de concesión de los proyectos de energías alternativas de Villonaco, Loja, 110 MW (eólica) y de El Aromo, Manta, 200 MW (fotovoltaica). No se tiene presente que al cabo de tanto tiempo las condiciones de equilibrio económico pueden haber variado por factores exógenos que han encarecido el costo de la infraestructura requerida. Y que tales concesiones pueden verse afectadas en su cierre.

Para calmar los ánimos, se ha mencionado el concurso de un nuevo bloque de energía renovable no convencional de 500 MW que ha recibido ofertas por 700 MW. En verdad debería ser una cantidad mayor considerando que este tipo de plantas tiene un factor de utilización reducido al no poder funcionar 24/7 por falta de viento o sol.

El amago de apagones debido al estiaje en la cordillera oriental, la expone a una dura crítica.

Con cronograma reajustado está en marcha la concesión de 400 MW de ciclo combinado con gas natural importado. Sin embargo, hay tropiezos por el reglamento de almacenamiento y comercialización del combustible que fija en apenas cinco años la autorización respectiva. Tratándose de una inversión privada, a cuenta y riesgo, debería ser a más largo plazo para asegurar la amortización y, desde luego, la bancarización del proyecto que supone una inversión de 600 millones de dólares.

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Otra concesión en curso es el proyecto de interconexión nororiental de los campos petroleros, que, bajo un presupuesto referencial de 386 millones de dólares, permitirá el tendido de 380 km de líneas de transmisión de modo que 1.100 pozos puedan funcionar con energía hidroeléctrica barata y amigable con el medioambiente, tornando innecesario el uso de diésel (o búnker) costoso y además subsidiado.

Celec, al igual que Petroecuador, no tiene sus cuentas al día. Por mandado constituyente 15-2008, las inversiones que realiza el Ministerio de Energía (Celec, Transelectric y CNEL) en la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica deben ser cubiertas por el presupuesto general del Estado y, en consecuencia, tales costos dejaron de imputarse para el cálculo de las tarifas del servicio eléctrico. Tal subsidio, que esconde las ineficiencias del oligopolio estatal, representan 1.200 millones de dólares al año. Un agujero negro oculto. (O)