Recibo constantemente alertas de que el dólar está en riesgo y pronto dejará de ser la moneda central del mundo. Atacada por varios lados: el intento de China y sus aliados para debilitarla empujando el comercio entre ellos hacia sus propias monedas, el “esfuerzo” de los EE. UU. para dañar su propia moneda vía una muy mala política monetaria o la aparición de monedas virtuales.

A esto se agrega el enfoque de países árabes de ya no negociar el petróleo en dólares, sino con una mayor diversidad de monedas, lo cual no es novedoso, incluso algunos decían hace 25 años que la guerra de Irak fue justamente para evitar que eso sucediera, pero quizás ahora es más grave ya que Arabia Saudita (el mayor exportador mundial con enormes excedentes) quiere aparecer como un líder internacional multipolar y no solo ser identificado con Occidente, y así quiere establecer mejores relaciones con China o Rusia y mover quizás ciertos fondos hacia yuanes o rublos.

Chau dólar real

La dolarización y los banqueros

Recordemos que la esencia de una moneda es la confianza para usarla hoy y en el futuro, es decir, como medio de intercambio entre bienes y servicios y como medio de ahorro. Durante mucho tiempo, esa confianza no se reflejaba en la moneda en sí, sino en su “respaldo”, que hasta unos 100 años atrás era el oro. La gente pensaba: “en cualquier momento puedo cambiar la moneda por el oro que la respalda, y en el oro sí confío por razones milenarias y además sus usos decorativos o prácticos”. E incluso ahora buena parte de las monedas están respaldadas por oro o dólares (la moneda central), pero resulta que hasta 1971 el dólar estaba a su vez respaldado en oro (aunque de manera “patoja”), pero en ese año se declaró su inconvertibilidad, es decir que ya no se podía intercambiar obligatoriamente dólares por el oro que tenían los EE. UU. como respaldo, y desde entonces el dólar únicamente está respaldado por la confianza que se tiene en los EE. UU., es decir, en sus instituciones. Fortaleza incierta porque desgraciadamente cada vez más el respaldo (del dólar y de muchas monedas) está dado por activos de mucho menor valor y calidad como son bonos (incluso “basura”) de empresas privadas o papeles del Estado. Imagínese esto último: si usted “intercambia” imaginariamente la moneda por su “respaldo” que son bonos del Estado, en el futuro el Estado le debe pagar esos bonos para lo cual debe cobrar impuestos ¿a quién? ¡A usted mismo! ¡Es decir, el respaldo está en realidad dado por la deuda futura que el Gobierno tiene con usted!

¿Entonces, el dólar es más bien débil? Sin duda, pero hay que hacerse una pregunta: ¿si baja el dólar, qué moneda lo reemplazaría? Y la respuesta es no hay ninguna.

El yuan no puede ser moneda central mientras la economía china no tenga un sistema financiero, monetario y de capitales libre lo cual está muy lejano. El euro, al ser un acuerdo entre 25 países muy diferentes, tiene un sustento débil. ¿Y una moneda creada por organismos internacionales? ¡Una locura! ¿Volver al patrón (sustento) oro? Maravilloso, pero casi imposible. Y algo esencial: ¿cuándo usted y todos los ahorristas del planeta ahorrarán principalmente en una moneda que no sea el dólar? Su respuesta es la clave a la pregunta de este artículo, y creo es bastante obvia. (O)