No hay un “día de la Independencia”, porque el país no consiguió la libertad y la condición de república en una fecha determinada, sino luego de un proceso largo, dificultoso y sangriento. Curso jalonado por hechos que se celebran en festividades cívicas, sucesos importantes que merecen ser conmemorados, 10 de agosto, 9 de octubre, 3 de noviembre, 24 de mayo y las respectivas celebraciones regionales de las independencias de cada provincia y población. Estas son las “fiestas patrias”, pero cabe preguntar, ¿se referirán a una creación de la patria, o esta ya existía, y estaba ahí, aguardando ser libertada y convertida en república? Lo segundo parece lo más probable, lo que constituye el Ecuador, la gente que lo puebla y el territorio que habita, ya existían antes y mucho antes. En esas “fechas gloriosas” lo que se intentó y al final se consiguió es crear un Estado ecuatoriano republicano que remplace a la monarquía española.

El 10 de Agosto de 1809 en Ecuador

Crear el Estado ecuatoriano. Dicho esto, como que se nos enfría el entusiasmo, porque lo que ese Estado nos ofreció, que era procurar el “bien común”, según creían honestamente nuestros padres y padrastros fundadores, no se ha cumplido. Lo que se ha logrado en ese sentido son migajas de ese noble propósito. Y más podemos objetar la identificación de la patria con el Estado si consideramos lo que las personas ven y sienten objetivamente del poder estatal son impuestos y obligaciones, cuyas contraprestaciones son bastante magras, o también acciones abusivas, cuando no corruptas, de funcionarios de todo nivel. Pero ese funcionariado, esa burocracia, la heredaron en su gran parte de la administración española, la cual ya adolecía de los males señalados. Además, actuaba en el marco de instituciones y leyes políticas, administrativas y tributarias, entre las que incluso se pueden rastrear huellas incas, que tardaron más de un siglo en reformarse, sin que se pueda decir que han desaparecido del todo.

El primer grito emancipador: 215 años

Si el aparato estatal era básicamente el que existía en la Colonia, no se creó en las décadas heroicas que van de 1809 a 1830, lo que surgió entonces fue un gobierno ecuatoriano, o sea que un grupo de ciudadanos nativos o nacionalizados ejerció el poder efectivo sobre la maquinaria administrativa y militar. Ahí sí el entusiasmo se nos va a los suelos, porque hemos tenido no menos un centenar de gobiernos, entre los cuales poco más de una docena dejaron resultados perdurables, que efectivamente contribuyesen a edificar el bien común. Y en todo caso, si lo hicieron, fue en una medida parca, que nos mantiene en la condición que aún debe llamarse de subdesarrollo. Así las cosas, ¿qué celebramos? Ese es el misterio de la “patria”, que para mí se resuelve en lo que entiendo por nación, una población diversa que crea todos los días lo ecuatoriano, un grupo humano que se autorreconoce en el destino a ser el mismo en este territorio y que solo siendo el mismo será capaz de lograr aquello en lo que el Estado y los gobiernos han fracasado. Ese grupo ya existía, pero se expresó, se puso en evidencia histórica, en los días gloriosos en que proclamó su fe y su esperanza en un futuro feliz. (O)