Las elecciones presidenciales de Venezuela realizadas el domingo provocaron preocupación en la política internacional ante las grandes dudas que dejaron los resultados publicados por el Consejo Nacional Electoral de Venezuela, controlado por el oficialismo, liderado por Nicolás Maduro, a quien reconoció como ganador de los comicios.

Frente a esto y tomando como referencia lo sucedido en los recientes años, en que muchos países desconocieron a Maduro como presidente –desde las elecciones no reconocidas de 2018– y pusieron sanciones. No fue hasta el acuerdo de Barbados en que parte de la oposición decidió ceder y buscar una vía electoral que se levantaron algunas sanciones.

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La oposición, liderada por María Corina Machado y el candidato Edmundo González, denunció inmediatamente que hubo fraude y este lunes dijeron tener las pruebas (73 % de las actas) que indican que González fue elegido presidente con más del doble de votos que Maduro.

En este escenario varios de nuestros columnistas abordan la situación de Venezuela y en qué podría aportar la comunidad internacional para resolver este gran problema.

De acuerdo con Grace Jaramillo, analista de temas de política internacional, las elecciones en Venezuela representaban una prueba de fuego tanto para las fuerzas democráticas venezolanas como de la región: “Las lecciones aprendidas son múltiples. La oposición jugó limpio, en el marco de las reglas de juego que le pusieron y todo indica que ganaron, pero que el régimen de Nicolás Maduro nunca estuvo dispuesto a respetar la decisión de los electores. La Organización de los Estados Americanos puede hacer consultas y tal vez emitir una condena, pero de nada servirá con Venezuela por fuera de la organización. Estados Unidos tenía la mayor capacidad de influir en un proceso distinto, solo si ponía condicionalidades y plazos durante los Acuerdos de Barbados para levantar el embargo petrolero y proveer cooperación económica para que el régimen acepte una transición pacífica y alternancia en el poder. No lo hizo y a Venezuela le fue muy fácil violar esos acuerdos”.

Jaramillo añade que es “claro que la única posibilidad de una transición es que la comunidad internacional –liderada por Naciones Unidas o la OEA– emprenda un proceso de transición negociada, que contemple amnistía para los líderes del régimen que lidera Nicolás Maduro y con garantías internacionales para cualquier proceso electoral futuro. Por desgracia, el régimen tendría que acceder a esta negociación y es claro que sin incentivos para hacerlo, no cederá el poder en un futuro cercano”.

Mientras, el internacionalista Mauricio Gándara Gallegos opina que el máximo organismo internacional, las Naciones Unidas, sería de vital importancia.

“Un gran número de países democráticos del hemisferio no aprueban el evidente abuso de Maduro en las elecciones del domingo 28; ellos piden una verificación de las actas de escrutinio. A ese sentir hay que darle un rumbo, hay que traducirlo en acciones. Una muy importante sería la de condicionar el reconocimiento al gobierno de Maduro a que acepte presentar todas las actas a una comisión internacional, que podría ser designada por Naciones Unidas, como lo sugiere Brasil. De no aceptar esta condición, el gobierno de Maduro se encontraría aislado de muchos de los países de América y Europa. Si persiste en su renuencia, se podría extender, a las sanciones diplomáticas, sanciones económicas”, dijo Gándara.

En tanto, Hernán Pérez Loose, exrepresentante de Ecuador ante la ONU, ve la situación como una consecuencia lógica de la falta de independencia de las instituciones que debe tener una democracia. Y que en este caso ni se han guardado formas.

Además, Pérez también cree que una solución podría ser una Comisión Internacional que revise las actas o que esta organice unas nuevas elecciones. Si no, se debería “aislar completamente a la tiranía”.

El analista Luis Fierro Carrión menciona que los países democráticos deben continuar aislando y sancionando al régimen de Maduro, si persiste en cometer un fraude electoral tan contumaz.

“Tanto las encuestas a boca de urna como el conteo de las actas indican que Edmundo González ganó por 2 a 1. Es lamentable, además, que el expresidente y prófugo Rafael Correa respalde el fraude de Maduro, lo cual debe alertar igualmente a las fuerzas democráticas del Ecuador”, apunta Fierro. (O)