Hoy cumple dos años el gobierno del presidente Guillermo Lasso.

Con seguridad, el escenario actual no debe ser el que imaginó cuando asumió el poder en el 2021, con una baja aceptación popular y ad portas de salir del cargo, debido a la muerte cruzada, a la que se vio forzado a recurrir por un cúmulo de razones, de las que la historia hablará en su momento y que no son el motivo de la presente columna.

Dos años de campaña

Una vez confirmada la muerte cruzada y convocadas las elecciones, ya comienzan a aparecer los primeros precandidatos; algunos de la vieja política, no conformes con el daño que le han causado al país, han lanzado su candidatura con el único estilo que conocen: el de la destrucción, los insultos y la estigmatización. Qué poco y qué mal leen al pueblo, que está harto de los gritos y las acusaciones, de los memes y los troll centers; que clama por soluciones a sus graves problemas que cada día se agravan más, en materia de seguridad, salud, educación y trabajo.

Porque más allá de buscar culpables al lamentable momento político e institucional que vive el país, o de cerrar filas con el presidente o con la Asamblea, coincidirá conmigo, amigo lector, en que en este último tiempo el nivel del debate político ya venía por los suelos, sumergido en un lodazal de insultos, fuertes acusaciones, descalificaciones y estigmatizaciones de lado y lado.

Elecciones y cambios a la vista

Muchos funcionarios públicos, líderes políticos, periodistas, analistas, así como las idiotizadas mentes débiles convertidas en politólogas de WhatsApp, llevaron el debate de lo público, que debiera ser una discusión de altura de los grandes problemas nacionales, a niveles subterráneos repletos de bilis y mala leche, que lejos de esbozar propuestas de soluciones, se quedaron en eso, en el estiércol que los políticos se lanzaban unos a otros en defensa de sus intereses.

Entonces, desde esta columna hacemos un llamado a la clase política para que en esta corta campaña electoral eleve el nivel de la discusión pública.

La dictadura era inevitable

Si un Estado no es capaz de proteger eficientemente la vida de sus ciudadanos, no tiene razón de existir.

Que esta campaña se convierta en un espacio para debatir sobre los grandes problemas del país, sobre las propuestas de soluciones que cada candidato o corriente política pretenda ejecutar en caso de llegar al poder.

El país está harto del blablablá y clama por soluciones concretas a los males que tienen en terapia intensiva al pueblo.

Y de entre esos grandes problemas, el más importante es la seguridad pública, porque sin esta no es posible el progreso de una nación. Si la gente se muere en las calles no tienen sentido la macroeconomía ni las obras públicas. Si un Estado no es capaz de proteger eficientemente la vida de sus ciudadanos, no tiene razón de existir.

Y en ese sentido, aplaudo públicamente la respuesta que ha dado el precandidato Jan Topic a la avalancha de ataques, descalificaciones e insultos que ha recibido desde que anunció su postulación a la Presidencia. Ojalá los otros candidatos asuman el compromiso de elevar la vara de la discusión pública en esta campaña.

Si lo hacen, ganarán ellos, y sobre todo, el país. (O)