En esta columna hemos dicho ya que vemos con buenos ojos el relevo generacional que han traído Daniel Noboa y su equipo al país, porque las generaciones anteriores fracasaron en garantizar a los ciudadanos sus necesidades fundamentales, misión fundamental del Estado y justificación de su existencia misma. También hemos dicho que, a lo mejor, un joven inexperto pero preparado, inteligente y bien intencionado puede hacer más que tantos experimentados y laureados, quienes, en tantos casos, llegaron con bombos y platillos y al final salieron por la puerta de atrás.

La función pública, además de ser siempre un honor, representa un importante sacrificio personal y familiar para quien decide dar el paso al frente. No únicamente por las largas e incesantes jornadas de trabajo que ello demanda (en muchos casos lejos del hogar, o por la gran responsabilidad, en todo sentido, que implica tomar decisiones en nombre del país y de administrar recursos públicos), sino además por la alta exposición reputacional, tanto por los desaciertos que se pudieren cometer, bajo el principio rector de que errar es de humanos, como por los cada vez más frecuentes ataques digitales, conducidos por quienes, circunstancialmente, se pudieren sentir perjudicados por decisiones apegadas a la Ley.

Números, esperanza y buen humor

Es por esta razón que saludamos la decisión del CPCCS de designar a Fabrizio Peralta Díaz como el primer superintendente de Protección de Datos Personales del Ecuador, pues considero que su formación académica, experiencia profesional y sus valores éticos serán fundamentales para tan compleja tarea que tiene por delante.

Rodearse de colaboradores que le permitan cumplir con sus responsabilidades será su primer gran desafío, que no resulta nada sencillo dada la especialidad de la materia y el complejo entorno que rodea al sector público en estos tiempos.

La Ley Orgánica de Protección de Datos Personales, vigente desde mayo de 2021, y su reglamento, vigente desde noviembre de 2023, regulan el tratamiento responsable que debe existir en el manejo de información ajena, fijando procedimientos, estándares y sanciones. Esta normativa es muy importante en el mundo digital que vivimos y el control de su aplicación debe ser eficaz y objetivo.

El lente

En 2022 tuve el honor de ser consultor nacional para Global Action on Cybercrime Extended (GLACY), del Concejo de Europa y Unión Europea, en la asesoría al Ministerio de Telecomunicaciones para la elaboración del proyecto del hoy reglamento a la Ley Orgánica de Protección de Datos. Durante las extensas sesiones mantenidas en el referido proyecto, en el que participaron expertos internacionales, así como autoridades locales, pude confirmar la magnitud del tema, su profundidad y la necesidad fundamental de contar con un ente regulatorio que sea, además de técnico y capaz, con vocación de servicio público, procurando mantener a la institución, ajena a la política y cualquier otro interés, que no fuere el del país.

Enhorabuena que quede en buenas manos la estructuración y liderazgo del andamiaje de control y regulación de la protección de datos personales en el Ecuador. Desde esta columna le deseamos mucha suerte en tan importantes funciones. (O)