Hay inquietud entre jurisconsultos por las reformas legales que confieren al presidente la potestad de nombrar y remover jueces. A los observadores preocupa el alineamiento de la Asamblea con el presidente y la aprobación sin mayor debate de leyes de urgencia económica que reforman incluso el ordenamiento político y social.
Se compara al poder acumulado por DNA con el ejercido por RCD. Rafael Correa expulsó del Congreso a la oposición, y se desbordó ante la falta de contrapesos; montó una estructura delincuencial, malbarató la riqueza petrolera. Ni siquiera Guillermo Rodríguez Lara (1972-1975) fue un dictador tan absoluto. Bombita no era prepotente y todo oficial general de las Fuerzas Armadas conservaba una cuota de poder. Hoy estamos a la merced de que DNA emplee juiciosamente el poder acumulado.
Trump demuele la investigación científica en EE. UU.
El presidencialismo se basa en el equilibrio de poderes, que requiere que cada poder se autocontrole y respete a los otros: una cultura cívica. En nuestro país eso no existe. Guillermo Lasso fue respetuoso de las otras funciones del Estado; no buscó controlar la Asamblea, y la mayoría legislativa de oposición trabó al Gobierno y se propuso derrocarlo; no escogió personas de su confianza para la Corte Constitucional, y los magistrados que nominó dieron luz verde a que la Asamblea le arme juicio político por un contrato que fue parte del esquema de corrupción petrolera del correato y que Lasso no firmó. El precio que pagó fue no terminar su mandato. La Corte Constitucional tomó la iniciativa para imponer la reversión de la política petrolera.
El ejemplo del buen funcionamiento del equilibrio de poderes ha sido los EE. UU., inventor del sistema. Pero Donald Trump demuestra lo inestable que es ese equilibrio, aun en Washington. Él se atribuye poderes del Congreso (como el cambio de aranceles), amenaza con destituir al presidente del Federal Reserve, quien solo puede ser removido con “causa” (infracción grave) y se pasa por encima a los jueces. Hoy en los EE. UU. no hay equilibrio de poderes.
Un grave problema de la democracia
Dado que en Ecuador el equilibrio de funciones del Estado es precario, el mejor escenario es que DNA aplique su acumulación de poder para hacer el bien, enrumbar al país y no se deje tentar por el abuso.
Vivimos una crisis de seguridad. Las fuerzas armadas y la policía tendrán mayor libertad para reprimir la delincuencia. La RC5 y el narcotráfico pueden influir en jueces. El nuevo marco legal le permitirá a DNA sacar a jueces que siguen consignas de grupos que liberan a los criminales con “medidas sustitutivas” tan pronto son apresados (Norero pagó $ 250 mil para liberar a Glas, previo a que se refugie en la embajada de México en Quito).
Debilitar el control de RC5 sobre los jueces y negarles una cuota de poder legislativo facilitará su desbande, alentando la esperanza de que la izquierda se reestructure como un partido social-democrático.
Partidos políticos transnacionales
La economía está maniatada por un marco legal a la par estatizante y contrario a la explotación de recursos naturales. Solo con una mayoría legislativa colaboradora se podrá abrir el sector de energía a la inversión privada.
En este entorno le corresponde a la sociedad civil seguir bregando por la restauración del equilibrio de poderes, garantía del respeto a los derechos humanos. (O)