El impacto de la guerra de Ucrania originó una inmediata caída en los mercados bursátiles, la cual fue acelerada por el anuncio del Banco Central de EE. UU. de aumentar paulatinamente las tasas de interés desde marzo. Los principales índices de acciones llegaron a su momento más bajo y el precio del petróleo a su cumbre cuando Biden prohibió las importaciones del petróleo, el 8 de marzo. No obstante, desde esa fecha el mercado se ha recuperado.

La pregunta central es si esta tendencia se mantiene o si representa un respiro ante una posible recesión. Un indicador importante de recesión es la curva invertida de rendimiento de los bonos, la cual implica que el rendimiento de los bonos del tesoro americano de corto plazo (2 años) es mayor que los de largo plazo (10 años). Este indicador ha anticipado las principales recesiones en Estados Unidos desde 1955, incluyendo la crisis de la pandemia del COVID del 2020, aunque esta fue desatada por razones epidemiológicas. El 29 de marzo esta curva de rendimiento se invirtió por primera vez desde el 2019.

La curva de rendimiento de los bonos tiene una pendiente positiva porque los inversionistas de bonos de largo plazo tienen que ser compensados por asumir el riesgo de una mayor inflación, ya que el rendimiento de los bonos se mueve en dirección opuesta a esta. Mientras que una curva plana o invertida indica que los inversionistas esperan un aumento en las tasas de interés y una desaceleración en la actividad económica. No obstante, otro indicador es la diferencia entre la tasa de las notas del tesoro de 3 meses y la de 10 años, la que ha aumentado, lo cual debilita la posibilidad de una recesión.

Los mercados financieros actúan como sistemas complejos adaptables que pueden llevar a movimientos no esperados y crisis sistémicas, como puede ser el efecto dominó de la falta de pago de los bonos rusos. Si bien Rusia ha pagado sus obligaciones, el 4 de abril vence el próximo pago de $ 2 billardos. Esta situación se hace más difícil a partir del 25 de mayo cuando cualquier entidad de EE. UU. no podrá recibir o enviar pagos rusos. La última falta de pago de Rusia fue en 1998, la cual desató una crisis financiera internacional que llevó a la quiebra del fondo de cobertura LCTM. La ventaja es que actualmente la exposición al riesgo ruso a nivel internacional es mucho menor a la que fue en 1998 y, además, los principales inversionistas de bonos rusos, como Pimco, ya han hecho las reservas de capital correspondientes.

La resistencia de Ucrania a la invasión rusa, la coordinación de sanciones entre los principales países occidentales y la decisión reciente de Biden de liberar hasta un millón de barriles de petróleo diarios de las reservas de EE. UU. han llevado a la reducción de los precios del petróleo, y a la recuperación del mercado bursátil disminuyendo el riesgo de una crisis financiera. Estas decisiones ayudan a controlar la inflación y por tanto reducen la presión a los bancos centrales de subir las tasas de interés. Aunque el riesgo persiste, muchos fondos de inversión han protegido su portafolio y buscan nuevas oportunidades de compra, lo cual ayuda a la recuperación del mercado. (O)