A fines de 2022 se popularizaron las aplicaciones de inteligencia artificial y el entusiasmo se matizó con voces que advertían sobre los peligros de su uso inadecuado. Si bien es cierto que las aplicaciones ahorran tiempo, nos liberan de tareas tediosas y facilitan información. También son –al igual que cualquier otra arma– un peligro cuando son empleadas por gente poco ética.

En defensa de la verdad

Este fin de semana un canal europeo denunció la difusión de videos tipo fake news, que imitaron casi perfectamente al noticiero y fueron difundidos entre la ciudadanía, en la campaña electoral de Ecuador, aquello resulta alarmante por la sofisticación del producto final, el que parece genuino ante quienes no tienen entrenamiento en análisis de imágenes y contenidos.

De tal manera que la población está expuesta a contenido de dudoso valor. Sin embargo, el tema se complica cuando el efecto del fraude, la falsedad y la distorsión de los hechos empieza a tocar a espacios como las universidades. A propósito, le invito a hacer un pequeño ejercicio: busque en las redes sociales “elaboración de artículos científicos” y se encontrará que la compra y venta de documentos científicos se convirtió en un negocio con varios oferentes, al igual que la elaboración de tesis.

Respecto del fraude académico, en Perú fue la valiente denuncia de un periodista en su documental titulado “La granja de los científicos bamba: docentes pagan por coautorías de estudios en el extranjero”, que puso sobre el tapete el peligro de un negocio boyante y cruel que desdibuja la calidad científica latinoamericana.

¿Por qué debería ser un delito comprar y vender artículos científicos? En los documentos científicos se declaran los avances de la ciencia, los profesionales construyen resúmenes de Estados del Arte y de la Práctica. Si los insumos (artículos científicos falsos) con los que se construye el nuevo conocimiento son fraudulentos, el engaño se vuelve en un efecto dominó. Particularmente, deben analizarse los artículos de las áreas de salud, psicología, biología y afines, cuyas contribuciones se refieren a la vida misma.

¿Cómo detectar los fraudes? En cuanto a los videos y noticias, existen software que comprueban la originalidad de la voz y la concordancia con la gesticulación de la imagen; además que empieza a ser urgente la verificación de los datos por la ciudadanía, creer menos en fuentes informales y educarnos para ir al origen mismo, llámense instituciones o autores.

¿Qué hacer con los artículos científicos falsos? En el marco legal ecuatoriano, la responsabilidad de la verificación de la educación recae en las propias universidades; pero no siempre cuentan con comités de ética en investigación. De ahí que son las revistas científicas y sus usuarios quienes deben verificar si se hizo el proceso de investigación o simplemente se inventaron los datos.

Además, los sistemas de calidad universitaria deben revisar los procesos de investigación. Puesto que las granjas de artículos y las falsedades son la expresión de la podredumbre moral de quienes usan mal el conocimiento tecnológico-científico y las universidades deben garantizar la verdad científica. (O)