¿Para qué alguien que no sea Rafael Correa quisiera captar la Presidencia para completar el periodo de Guillermo Lasso? Correa es la excepción. Provocó la salida de Lasso en búsqueda de sustituirlo con uno de sus alfiles o en su defecto negociar con el nuevo gobernante lo que a postre no le aceptó Lasso: su apoyo legislativo a cambio de la cabeza de Diana Salazar, control de las cortes, ganar impunidad y así poder ser candidato a la vicepresidencia en 2025 con otra de sus fichas. En los próximos días habrá más claridad sobre si Daniel Noboa pone su rúbrica en ese pacto faustiano.

Antes de diciembre el flamante presidente tomará las riendas para un periodo abreviado, en medio de apagones cuya solución está en vilo, una cuenta única con saldo bajísimo, un rol de pagos de $ 1.300 millones en el mes, un servicio de la deuda externa elevadísimo por el alza de las tasas de interés, $ 1.600 millones en cuentas impagas, exigencias de las cortes y los gobiernos locales para más fondos, una reducción prevista del 7 % del PIB petrolero en 2024 como consecuencia de la decisión popular de cerrar el ITT, un electorado con expectativas de más gasto público, y un formidable bloque político en la Asamblea que busca su fracaso si rehúsa el pacto faustiano.

Noboa pretende superar estos obstáculos y ser reelecto en 2025. Ante tanta adversidad, y con la cancha controlada por sus adversarios, opta por la única jugada que le queda: sorprender al arquero con gol de media cancha. Fue a Washing-

ton a decirles públicamente al gobierno de EE. UU. y a las multilaterales que cómo están las cosas el país entraría en una moratoria en 2026 o 2027, y en privado que el riesgo es que en 2025 regrese Correa y Ecuador se vuelva una segunda Venezuela. Para evitarlo, argumenta Noboa que no puede continuar con la austeridad fiscal, todo lo contrario, deberá bajar impuestos y aumentar la inversión pública. Para ello es necesario le concedan un préstamo puente. Ya reelecto atendería los problemas de largo aliento.

¿Cómo habrá recibido Washington esta propuesta? Quizá Biden y el secretario de Estado la recibieron bien: la elección de Noboa confirma que una mayoría de ecuatorianos rechaza el retorno de Correa. Pero quizá el secretario del Tesoro destaca que a pesar de todo el apoyo dado a Lasso, Ecuador no realizó las reformas estructurales y no hay garantía alguna que Noboa, si es reelecto, las haga. En cuanto a los organismos multilaterales, probablemente no acojan la propuesta porque es dar dinero a un país al que ya se le ha dado mucho, al tope de su cupo, y sin que haya un programa de ajuste de por medio.

Luego de la reunión de Noboa con la banca de inversión el riesgo país trepó 74 puntos, más que Ucrania, que está invadida, Paquistán, donde los terroristas talibanes ese día bombardearon una base aérea, y menos solo que Líbano, que teme que su guerrilla Hezbolá la arrastre a la guerra entre Hamás e Israel.

Se desprende que Noboa lograría su objetivo solo si Biden lo apoya muy decididamente con las multilaterales. Si la propuesta no tiene acogida, Noboa tendría que recurrir a la China para venderle anticipadamente todo el crudo que le queda de esta década. Pero habrá menos petróleo como consecuencia de la malhadada consulta popular.

Ese gol de media cancha… ¿Embocará? (O)