El mes pasado han sido presentados dos libros que examinan la década del correísmo. El primero se titula La utopía reaccionaria, de Simón Pachano, y el segundo La revolución malograda, de Mónica Almeida y Ana Karina López. Ambas publicaciones analizan el período desde el punto de vista de las ciencias políticas y del periodismo investigativo, respectivamente. Estaríamos entonces a la espera de un libro que analice las variables económicas del mismo período. En este breve artículo se presentan algunos datos que irían en ese sentido.

Según cifras del Banco Mundial, en el período del 2007 al 2017 la economía ecuatoriana creció en un 18 %, medida por el ingreso real per cápita, el cual descuenta por la inflación y el aumento poblacional. El crecimiento económico anual promedio durante el período de Correa sería de un modesto 1,6 %. En el 2011 la cifra llegó al 6,2 %, pero en los últimos años de dicha administración, a partir del 2015, hubo un retroceso, especialmente en el 2016 cuando hubo un decrecimiento de 2,9 %.

La expansión de 18 % es baja si se la compara con la de Colombia, Bolivia y Perú, en los cuales fue de 27 %, 40 % y 45 %, respectivamente, durante el mismo período. Si se compara con la de América Latina y el Caribe, Ecuador sí estuvo por encima del promedio, pues la expansión económica en la región fue de 12 %, debido a las recesiones en las grandes economías de la región.

Con respecto a la pobreza extrema, mientras que en el 2007 el porcentaje de la población ecuatoriana que subsistía con $ 2 o menos diarios (dólares constantes del 2011) era del 8,5 %; en el 2017 este porcentaje bajó a 3,2 %. Es decir, al comienzo del período 1,2 millones de ecuatorianos vivían en pobreza extrema, mientras que al final del período había solo 0,5 millones en esa condición. En Colombia este porcentaje descendió más, de 11,5 % al 4,3 % y en el Perú de 13,2 % al 4,5 %.

Estaríamos entonces a la espera de un libro que analice las variables económicas del mismo período.

La distribución del ingreso se mide a través del coeficiente de Gini, que va de 0 a 1. Cuanto más cerca de 1, el país tiene ingresos más desiguales y hay más diferencia entre ricos y pobres. Mientras más se acerca a 0, el país es más igualitario. Durante el correísmo esta variable tuvo un descenso de 0,53 a 0,45, el cual indica una mejora en la distribución del ingreso. El vecino país del Perú muestra un descenso similar (de 0,50 a 0,43), y ambos países se diferencian de Colombia donde la desigualdad se mantuvo casi constante y a un nivel más alto de alrededor de 0,52. Ninguno se compara al igualitario Uruguay que anda por 0,40 hace algunos años.

A pesar de los extraordinarios ingresos petroleros entre 2011-2014, durante la década del correísmo la economía se expandió modestamente y significativamente por debajo de los países andinos. Durante el mismo período, 0,7 millones de ecuatorianos encontraron la salida de la pobreza extrema, pero, asimismo, 2,8 millones de colombianos y 2,3 millones de peruanos lograron ese objetivo. Este efecto positivo en toda la región se podría deber más bien al auge en el mercado internacional de las materias primas, mas no a las políticas internas del Ecuador durante aquella década. (O)