En 12 días, que pasarán como un soplo, estaremos en jornada de elecciones generales anticipadas para decidir en las urnas el rumbo del país. Tal como sucedió en 2021, la opción se reduce al correísmo o al anticorreísmo que son fuerzas equilibradas, a más de los ciudadanos ecuatorianos que no son parte de la polarización. Se suponía que el gobierno del presidente Guillermo Lasso marcaría la transición a un escenario distinto, pero su falta de realizaciones para dar paso a un nuevo periodo de desarrollo político, económico y social nos ha devuelto al mismo punto de partida.

Se preveía que la muerte cruzada con la consiguiente disolución de la Asamblea Nacional nos conduciría a un periodo extraordinario de reformas legales que permitiera compensar el tiempo perdido por la obstrucción de la mayoría legislativa, pero la Corte Constitucional, CC, se ha convertido en una pequeña Asamblea que desempeña el mismo rol opositor. Y a cuenta de que no son “urgentes” –potestad que no le corresponde calificar– viene negando sucesivas iniciativas, reduciendo a su mínima expresión esta facultad del poder Ejecutivo.

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Ratificando su compromiso con la agenda del extremismo ambientalista, la CC admitió en tiempo récord la demanda de la Conaie en contra del Decreto Ejecutivo 754, que modificó el reglamento de consulta ambiental previa –al cabo de una amplísima socialización en territorio– imponiendo como medida cautelar la suspensión de 176 procesos de licenciamiento que se encuentran en fase final luego de años de espera. Y no son solo de proyectos “extractivistas” de petróleo o minería sino también de turismo, dotación de agua potable, de procesamiento de basura, entre muchos otros, imponiendo un frenazo al desarrollo económico y a la posibilidad de inversión nacional y extranjera que puede generar el empleo que tanto se necesita. A veces uno piensa que hay quienes están empeñados a troche y moche en empobrecernos para pescar a río revuelto. ¿Es caso que los señores magistrados de la CC –y los dirigentes de la Conaie– no están informados que la segunda corriente migratoria por la selva de Darién con destino al norte, después de la venezolana, es la ecuatoriana? ¿Qué el año pasado había promedios de 9.000 compatriotas por mes intentando cruzar el río Grande desde México?

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(...) está boicoteando consciente o inconscientemente estas opciones de desarrollo.

Todo se reduce a que Ecuador no está generando suficientes oportunidades para sus jóvenes, pero que a la vez hay un activismo irresponsable que está boicoteando consciente o inconscientemente estas opciones de desarrollo. Detrás de estas 176 licencias ambientales hay muchísimas más en compás de espera, sin que se haya encontrado hasta ahora un medio más expedito de aprobación, donde se mezclan limitaciones de falta de personal del ministerio del ramo hasta la falta de decisión política.

Este es uno de tantos temas que no aparece en la agenda del debate presidencial que se desarrolla en los espacios fugaces de las redes sociales, sin profundidad de contenidos que permitan una reflexión aguda sobre la serie de problemas que aquejan a la sociedad. Incluso en un contexto más amplio, regional y hasta global, donde la polarización política, la debilidad institucional, la migración desgarrante y el ambientalismo naif aportan su dosis de miserias. (O)