Lo que está sucediendo en Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump es en extremo preocupante. Cuando hay un cambio de administración siempre hay un golpe de timón, pero lo que ha venido sucediendo sobrepasa cualquier predicción de lo que se esperaría en un normal proceso de alternancia del poder. La intelectualidad estadounidense ha quedado aturdida con la radicalidad de los cambios y está descolocada para hacer frente al desmoronamiento de los mecanismos institucionales que fueron diseñados hace 240 años, precisamente para evitar un régimen autocrático.
Un libro publicado en 2016 fue premonitorio de todos estos eventos. Su autor es el actual vicepresidente de los Estados Unidos, J.D. Vance, y su título es Hillbilly elegy, que se ha traducido como Hillbilly una elegía rural, lo cual indica que los traductores no pudieron encontrar una palabra equivalente en español. El vocablo es de origen escocés y originalmente se usaba para describir a las personas que viven aisladas de la sociedad, pero posteriormente se la usó para referirse a los inmigrantes escoceses e irlandeses que se establecieron en las Montañas de Apalache, una de las zonas más pobres y atrasadas de Estados Unidos. En el contexto actual, la palabra se refiere peyorativamente a la base política de Donald Trump, que está conformada por gente de raza blanca, pobre y sin educación. El libro de J.D. Vance es, pues, una lamentación y a la vez un homenaje a estas personas que viven actualmente al margen de la globalización y de los cambios tecnológicos. En la autobiografía se propone la reivindicación de esta clase social, frente a la arrogancia de las élites intelectuales que viven en ambas costas de Estados Unidos.
J.D. Vance nació y pasó sus primeros años como un hillbilly, pero gracias a sus abuelos se matriculó en la Universidad Estatal de Ohio, para después titularse en derecho en la prestigiosa Universidad de Yale. Es difícil pensar que es la misma persona que hace un mes, sentado en la oficina oval junto a Donald Trump, abofeteó mediáticamente al presidente de Ucrania. J.D. Vance es, pues, un hillbilly que a sus escasos 40 años ha transitado todos los estratos sociales para llegar a la cúspide.
Los hillbillies se sienten representados por Donald Trump y conforman su sólida base política, la cual es incapaz de darle la espalda o cuestionar las políticas abusivas y prepotentes que ha venido aplicando. Acordémonos que en su campaña presidencial Trump dijo que podría asesinar a alguien en las calles de Nueva York y que nada le pasaría. La turba que asaltó el Capitolio el 6 de enero de 2021 no era nada más que una masa enfurecida de hillbillies que obedecieron incondicionalmente a su líder.
El presidente Daniel Noboa viajó el fin de semana a Mar-a-Lago para entrevistarse con Donald Trump. El análisis político de este encuentro es complicado. Por un lado, la visita tendría que ser repudiada por el acercamiento de nuestro presidente a una figura tan gansteril. Por otro lado, este evento va a fortalecer a Noboa en la segunda vuelta del 13 de abril, lo cual nos liberaría de una administración correísta, que, a fin de cuentas, tendría mucho en común con el autoritarismo de Trump. (O)