¿Alguna vez se ha preguntado cómo ciertas propuestas políticas se propagan rápidamente y se mantienen durante mucho tiempo aunque no haya muestras claras y comprobables de que vayan más allá de las promesas?
¿Se acuerda de “Con Velasco churrasco” o de “Baquerizo Maldonado, problema solucionado”? Esos son algunos de los eslóganes del pasado con esa intención. Los pongo de ejemplo para no mencionar los actuales.
En la política y en los negocios se trata de captar la atención del público no solo con un mensaje emocional, sino también, y fundamentalmente, de dejar una idea perdurable en la mente de las personas.
Este tema es tratado por Axel Kaiser, un economista, profesor universitario y escritor chileno. En su libro Parásitos mentales, él sostiene que hay siete parásitos clave. Los parásitos son seres vivos que viven de otros seres vivos para alimentarse y tener un lugar donde vivir.
Leí en un comentario de películas, que en una de ellas un personaje se pregunta “¿cuál es el parásito más resistente: la bacteria, el virus, un gusano intestinal, una idea?”. Y se responde “la idea”, y añade “porque una vez que una idea se ha apoderado del cerebro es casi imposible erradicarla”.
Algunos estudiosos del comportamiento humano explican que el mundo de occidente sufre una pandemia que impide a los afectados pensar racionalmente, porque son víctimas de ideas patógenas que no permiten hacerlo con claridad, pues “los parásitos de la mente están compuestos de patrones de pensamiento, sistema de creencias, actitudes que impiden pensar con claridad y precisión, según el psicólogo Gad Saad.
Todo lo expresado en los párrafos anteriores llevan a una pregunta: ¿cómo evitarlo? Y, como podemos suponer, la respuesta es: educación.
Y la siguiente pregunta sería: ¿están todos los maestros preparados para hacerlo?
El reto es grande, cuando se habla de reforma educativa no se cita como lo más importante la actualización y formación pedagógica de los profesores, generalmente, lo que se hace es algunos cambios en el currículo.
El mundo cambia, el desarrollo tecnológico no espera y las personas y los pueblos que no siguen ese ritmo, conservando su identidad quedan al margen.
Todo esto plantea un reto que requiere pronta respuesta.
No se trata solo de arreglar o construir nuevos locales escolares, tampoco de dar algunas conferencias o seminarios a los maestros, se trata de convocarlos a trabajar en conjunto y hacerlo con ciudadanos interesados.
Ojalá los interesados sean los padres de familia, empresarios, profesores universitarios, agricultores, campesinos, obreros, profesionales, porque los maestros son los que preparan a quienes serán en el futuro los puntales de la patria y los invitados mencionados, aportarán con su experiencia y sugerencias que sirvan para comparar las necesidades reales con los currículos vigentes.
Pero, no tenemos mucho tiempo, no hay que esperar. (O)








