El libro Lo que Buddha enseñó, escrito por Walpola Rahula, resume algunas ideas para quienes desean evaluar su propia conducta y las de los demás, así como para tomar decisiones; particularmente, lo recomiendo para quienes empiezan su vida universitaria.
Sin embargo, me parece útil para analizar el momento que vivimos, pues las familias ecuatorianas estamos en vísperas de tomar decisiones y elegir a quien será nuestro presidente por los siguientes años.
En el quinto capítulo del libro se recuerda que Buddha sugirió considerar tres factores para evaluar una conducta: palabras, acciones y medios. Para el autor, estos tres elementos alimentan los comportamientos. Es decir, es apropiado usar esos elementos para juzgar a los partidos políticos.
Respecto al primer elemento, “palabras rectas”, ¿qué significa? Para Rahula implica que podemos evaluar a alguien por lo que habla. Si al expresarse usa una conducta ética, debe “abstenerse de decir mentiras, difamar y crear discursos sin sentido”. Así, resulta útil privilegiar a quien tiene un discurso constructivo y no a quienes usan palabras de odio y división, pues las palabras reflejan lo que tenemos dentro.
Además de lo que dicen, es necesario evaluar las acciones, que en el pensamiento budista se refiere al cultivo de conductas honorables, lo que implica abstenerse de tratos deshonestos, robos y relaciones ilegítimas. Para escoger al futuro mandatario, resulta óptimo evaluar lo actuado: ¿su vida se ha caracterizado por “conductas rectas”?
El tercer elemento son los medios. En este aspecto, Buddha sugiere que se analice en qué actividad ha desempeñado su trabajo. Sugiere que es mejor cruzar un camino con acciones honorables; por lo tanto, para alcanzar los fines, es imperioso usar medios nobles. De ahí que debemos evaluar a los 16 binomios en profundidad y saber si la vida de esos está marcada por trabajos honorables, que contribuyan al bien individual y no causen daño a otros.
Hay muchas otras lecciones que contiene ese libro; entre esas sugiere el cultivo y la observación de la “ecuanimidad”, lo que quiere decir el llamado a afrontar las dificultades de la vida sin apresuramiento, con serenidad y sin turbación. Aquello parece particularmente necesario en el actual Ecuador.
En resumen, las palabras, acciones y los medios deben ser rectos y enorgullecernos. Por lo tanto, los discursos incendiarios, las palabras venenosas, las que fomentan la división y la destrucción son características que nos alertan de que ¡por ahí no es! Hoy Ecuador necesita un caballero y un estadista que convoque a la mayoría y respete aun a quienes tienen ideas distintas.
Las acciones rectas son las que se cuidan en todo el detalle, para no caer en actuaciones que empañen la propia vida y la de los demás. Pero, en el caso de un mandatario, se exigen acciones trascendentes y valientes para enfrentar con energía los desafíos que trae un entorno asediado por grupos delincuenciales. Y ya que las acciones ponen en riesgo miles de vidas, debe rodearse de gente recta para que en su caminar emplee los mejores medios para transformar el país. (O)