Hace pocos días se publicó el ranking de las ciudades más violentas del mundo en el año 2022, en el cual se pudo constatar que Guayaquil había pasado del puesto 50 al 24 con todas las repercusiones que eso significa. Resulta interesante conocer de ciertos detalles de la encuesta, análisis que se hace desde hace quince años por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal en México, que estudia básicamente el fenómeno de la violencia en ciudades de más de 300.000 habitantes.

Guayaquil pasó del puesto 50 al 24 en el ‘ranking’ de ciudades más violentas del mundo

La entidad, una institución de carácter civil, incorpora el criterio del número de homicidios por cada 100.000 habitantes para sustentar su ranking ampliamente difundido. Hay también otras clasificaciones preparadas por instituciones como Statista Research Department, la cual curiosamente no incluye a Guayaquil en la lista.

26 muertes violentas se registaron en Guayaquil, Durán y Samborondón durante el fin de semana y feriado

La ciudad mexicana de Colima fue la urbe más violenta en 2022, debido a su tasa de 181,94 homicidios por cada 100.000 habitantes, agregando que de las 10 ciudades más violentas del mundo, 9 se encuentran en territorio mexicano y que del total de 50 ciudades que integran el ranking, 17 están en México; si se da como un hecho la presencia en Guayaquil de carteles mexicanos, resulta evidente pensar que el contagio de violencia iba también a tornarse inevitable. Como datos llamativos debe destacarse el hecho de que la tasa máxima de homicidios por cada 100.000 habitantes la ostenta Medellín, la cual en el año 1991 llegó a tener una tasa de 381 homicidios en la época en la que Pablo Escobar estaba en guerra con el cartel de Cali, con los paramilitares, así como con el Estado colombiano. Es significativo para los analistas internacionales la dramática evolución de la violencia en dos ciudades específicas: Guayaquil y Puerto Príncipe, capital de Haití, sumida en una anarquía absoluta.

En el caso de Guayaquil, su tasa es de 47,67 asesinatos por cada 100.000 habitantes, habiéndose señalado por parte de estudiosos que Esmeraldas, que no entra al ranking por no tener 300.000 habitantes, tuvo el año pasado una tasa de 77 homicidios. En todo caso, la publicación de este ranking ha puesto en evidencia una vez más el actual estado de nuestra ciudad, convertida en epicentro de una violencia inédita en su historia, a tal punto que ha motivado el interés de portales como la BBC, el cual ha realizado reportajes respecto de cómo Guayaquil ha caído en las garras del narcotráfico. No cabe duda, a estas alturas, que las bandas criminales que operan en nuestra ciudad y tal cual ocurre en México, han convertido al control de los puertos y las rutas de salida de la droga en su objetivo principal, con el efecto colateral de la violencia descontrolada.

Hace pocos días el gobernador del Guayas expresó la necesidad de que Guayaquil salga del ranking, aspiración que es compartida por virtualmente todos sus habitantes. Lo que sí debe quedar claro es que tomando en cuenta la magnitud del problema, algo se debe hacer, no solo decomisar toneladas de cocaína, toda vez que si seguimos por este camino, habrá quienes empiecen a sugerir menos captura de la droga a cambio de reducir la violencia. En otras palabras, pax mafiosa. Y eso es grave. (O)