La palabra bioética fue utilizada por primera vez a inicios del siglo XX. Posteriormente, en los años setenta, el científico y pensador estadounidense Van Rensselaer Potter posicionó definitivamente el término que hoy tiene presencia global. Siempre encontré que su actual vigencia era una suerte de remozamiento del viejo vocablo ética, porque este último es el que tradicionalmente da cuenta de la necesaria reflexión moral consustancial a toda acción humana. Consideré y aún lo hago, que la ética es amplia y que el nuevo término, bioética, al ser una nueva versión del mismo, también lo es, especialmente porque está relacionado con las ciencias de la vida, tanto con las que tienen que ver con lo orgánico, como biología, ecología o salud, como con las sociales… filosofía, economía, política; y, por supuesto, con el derecho, inmenso sistema que regula la vida humana en todos sus aspectos, tanto orgánicos como sociales.

La bioética, reflexión y acción moral sobre la vida en todos sus ámbitos, es de todos y no solamente de algunos. Nos involucra a los seres humanos en el compromiso de pensar moralmente sobre lo que se ha hecho, se hace y se hará, para comprender esos momentos y aportar en sus procesos de concepción, elaboración, ejecución y seguimiento. Si pensamos en el perfil de quienes se dedican a la bioética, quizá el elemento más importante es contar con la sensibilidad necesaria para tratar de entender la beneficencia o maledicencia de las acciones humanas en tanto contribuyan o no con la sostenibilidad de la vida y, esa característica, la puede tener cualquier persona, sin importar estudios o profesiones. Evidentemente que para la comprensión del desarrollo de las ciencias y de su entorno se requieren también educación y conocimientos que partiendo de los enfoques derivados de la filosofía moral se aproximen a las producciones científicas y tecnológicas, en sus específicas esencias y complejidades. También es característica importante para el análisis bioético una relación adecuada con lo jurídico, pues las normativas legales globales y locales, de forzoso cumplimiento, son el resultado inevitable de las reflexiones morales que forman parte consustancial de declaraciones, leyes, reglamentos, instructivos y otros instrumentos jurídicos.

Nos involucra a los seres humanos en el compromiso de pensar moralmente sobre lo que se ha hecho, se hace y se hará...

La importancia de la ética en tiempos de pandemia: respetar la vacunación es priorizar a las víctimas, como pide Unesco

La bioética no es solamente responsabilidad, peor atributo exclusivo de médicos, biólogos, ambientalistas y otras personas relacionadas con lo orgánico. La bioética es incumbencia de ellos y de todos los seres humanos. A nivel mundial, en la conformación de los grupos internacionales que se dedican a este tema, las mencionadas competencias son las requeridas para el debate formal respecto a la ética de las ciencias de la vida: preocupación moral por el quehacer humano, análisis del escenario jurídico; y, aproximación consciente al entorno científico y tecnológico. A nivel nacional, los comités de bioética están conformados –por mandato de disposiciones jurídicas– por personas que deben provenir de distintos ámbitos del conocimiento, entre otros, el económico, filosófico, de la salud y del derecho, así como ciudadanos que representen a la sociedad civil. (O)