Me declaro fanático de este deporte, aunque debo aceptar también que con la edad le encuentro cada vez más defectos, que antes los pasaba por alto, pero ahora son muy tangibles, y en mi opinión están amenazando su futuro. Las nuevas audiencias ya no toleran como antes las injusticias ni la corrupción.

Quiero compartirles unas ideas sobre cambios reglamentarios que me gustaría ver, como un hincha más. Muy seguramente estas opiniones nunca lleguen a la FIFA, pero nadie nos puede quitar el gusto a los aficionados de imaginar qué haríamos si tuviéramos el poder de cambiar las reglas. Mi primer decreto, el cero cero uno, sería eliminar la posibilidad de que un equipo se quede con menos de once jugadores en la cancha. ¿Se imaginan un equipo de vóley o de básquet o de béisbol, donde un equipo tenga menos jugadores que el otro? Cuando un equipo de fútbol pierde un jugador, se arruina el principio principal de una competencia, que es competir en igualdad de condiciones. El fútbol debe permitir que el jugador expulsado sea reemplazado por otro jugador. Para los que se preocupan de que esto aumente la violencia en el campo, les haría la contrapropuesta de que el expulsado pueda ser reemplazable solo en casos de doble amarilla, y no cuando sean expulsados por roja directa.

Muy seguramente estas opiniones nunca lleguen a la FIFA, pero nadie nos puede quitar el gusto a los aficionados de imaginar qué haríamos si tuviéramos el poder de cambiar las reglas.

El decreto cero cero dos tiene que ver con una de las herramientas más injustas, antideportivas, corruptas y polémicas que existen en este deporte: el penalti. Imaginen por ejemplo un escenario común: una bola que un jugador centra, desde la esquina más lejana del área, que está poblada de jugadores, golpea en la mano abierta de un defensa que lo está marcando de cerca, en una jugada donde no hay peligro inminente de gol, termina siendo sancionado como penal. Es decir, sacan a todos los jugadores del área, y dejan a uno solo en el punto penal frente al arquero, con una altísima posibilidad de convertir un gol. Es una sanción totalmente desproporcionada a la magnitud de la falta; carece de todo sentido de justicia deportiva.

Las infracciones en el área deben ser simplemente sancionadas con un tiro libre indirecto. El penal solo aplica cuando la falta se da en un mano a mano y no hay más jugadores contrarios por delante de la jugada. Algo similar con las manos en el área; solo puede ser sancionado como penalti si delante de la línea de la disputa de la pelota no hay más jugadores contrarios. Como uno de los literales a este decreto, adicionaría que el penal lo cobre el jugador que sufrió la falta. No es justo para el juego, y carece de lógica deportiva, que venga a ejecutarlo un tercero.

Mediante un tercer decreto que aplica solo a Ecuador, elimino la absurda reglamentación que clasifica al ganador de los primeros quince partidos a la final del torneo. Una Liga es todos contra todos, ida y vuelta, y el mejor la gana. Se premian calidad y consistencia. Les dejo mis decretos para incentivarlos a que en una mesa entre amigos y familia conversen sobre lo que harían ustedes si pudieran cambiar algo en el fútbol. Después de todo, este deporte nos pertenece a quienes lo seguimos. (O)