“Eso no resiste ni el menor análisis”. La frase, no muy exclusiva que digamos, fue acuñada, con una sonrisa sarcástica y una gran dosis de arrogancia intelectual, por el entonces presidente Rafael Correa en sus cientos de cadenas de televisión que llamaba “sabatinas”, donde fustigaba a sus contendores políticos y daba por hecho trabajos de los que, muchas veces, sus ministros se acababan de enterar.

Posverdad

Por la naturaleza de mi trabajo periodístico, si me habré perdido cuatro o cinco de esas “sabatinas”, son muchas. Para burlarse de quien pensaba diferente, Correa y sus productores de TV crearon segmentos como “la Caretucada de la Semana” o la “Cantinflada de la Semana”, y lo recuerdo cuando ahora lo escucho hablar, quién sabe desde dónde, de la “tinta transferible en un papel especial” que según él se utilizó en las elecciones de segunda vuelta, para cometer fraude en las mismas mesas de recepción del voto, donde pudo faltar agua, almuerzo, ventilación, bancas para los vocales, pero lo que no faltó, en las casi 42.000 juntas, fue un delegado de RC5 para verificar que todo transcurriese con normalidad y no se quejaron.

La “tinta mágica” supuestamente se borró solo de un lado de la papeleta y se transfirió al otro, al casillero del rival (de González a Noboa y nunca a la inversa), o al menos generaba otra mancha que motivase la anulación del voto. Ummm. “La tecnología ya existe” grita el exmandatario cada vez que en entrevistas habla al respecto en los mismos medios donde se ha burlado del “influjo psíquico” por el que lo condenó la justicia ecuatoriana.

La cantinflada de la tinta

Pero si el escenario fuese al revés, con su partido ganador y un contendor como Daniel Noboa reclamando que le hicieron fraude con “tinta transferible” en papel científicamente modificado, ¿qué creen que hubiese dicho Correa en una “sabatina”? Con su sonrisa sarcástica, triunfalismo y mucha arrogancia: “Eso no resiste ni el menor análisis”. Y luego sus acólitos hubiesen ubicado al denunciante en la “Cantinflada de la semana”. Y si insistía, destino fijo “la Caretucada de la Semana”.

Pero necios como somos, intentemos ese “menor análisis” en el caso “tinta mágica” en “papel modificado”. Que haya ocurrido implicaría que en la imprenta de las Fuerzas Armadas, que hizo los 14 millones de papeletas, se permitió el cambio de papel; que el papel original se desechó en alguna parte sin que nadie notase los grandes tamaños de esas bobinas; que ingresaron al país por alguna parte los toneles de “tinta transferible” y que la marca de esferográficas, que suele ser la misma en las votaciones, se prestó para cambiar la tinta en un operativo gigantesco y casi quirúrgico. Luego los vocales enseñaron al votante, solo de RC5 detectado quizás también con “influjo psíquico”, cómo doblar la papeleta de manera vertical para que se produzca la transferencia de la tinta. Todo esto a vista y paciencia de observadores internacionales que en un renglón de su informe han dicho que hubo papeletas manchadas de la tinta que usó el votante, al parecer al momento del doblez, que suele ser horizontal.

Correísmo admite que la denuncia de fraude por ‘transferencia de tinta’ no tendrá futuro en el CNE, pero apunta a organismos internacionales

Posverdad, capítulo 2. No se vayan, es muy probable que la negación de la derrota dé aún para más. (O)