Nicolás Maduro tildó a Javier Milei de “malparido nazi fascista”, pero ¿qué es fascismo?

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Los precursores del fascismo fueron movimientos populistas, caudillistas, propensos a guerras nacionalistas, reaccionarios ante el surgimiento del liberalismo: democracia política y libertad de mercados. Con el advenimiento del comunismo en el Imperio ruso algunos de estos movimientos se volvieron anticomunistas violentos y se erigieron en la tercera vía entre liberalismo y comunismo: fascismo. Cuando tomaron el poder –Alemania e Italia, entre otros– fueron totalitarios y en lo económico corporativistas: Estado administrador en coordinación con sindicatos oficialistas y empresarios amigos.

Derrotado en la Segunda Guerra Mundial, el fascismo se desprestigió y solo sobrevivió unas cuantas décadas más en la península ibérica. Pero tuvo un hijo: el populismo contemporáneo. Su fundador fue el argentino Juan Domingo Perón, quien como joven militar nacionalista estuvo estacionado en Italia entre 1939 y 1941. El fascismo es “un gran movimiento espiritual contemporáneo, lógica reacción contra un siglo de materialismo ‘comunizante’… Este gran hombre que es Mussolini sabe lo que quiere y conoce bien el camino para llegar a ese objetivo”, escribió.

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Cuando llegó al poder en 1946, Perón implantó en Argentina un régimen corporativista en lo económico y autoritario en lo político. Pero a diferencia del fascismo, respetó la democracia y no recurrió a la extrema violencia. El populismo de Perón agradó a las mayorías y se regó por toda Latinoamérica y de ahí el mundo.

Milei es un libertario, la antítesis de la economía administrada. Llega al poder en elecciones libres, no recurre a la violencia política y respetando el régimen jurídico desmantela el corporativismo peronista. Todo lo contrario del fascismo.

En Venezuela, Chávez llega al poder como nacionalista abusando de la figura de Bolívar y adhiriéndose a la franquicia populista versión “izquierda”. Poco después vendrían Kirchner en Argentina, Evo, Correa y AMLO en México. Todos inmensamente populares y destructores de la economía.

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Los allegados a Chávez se alzaron con el santo y la limosna y se los conoce como boligarcas. Chávez fue reelecto las veces que quiso y solo lo sacó del poder la parca. Pero a su sucesor designado, Nicolás Maduro, ya le tocó sufrir las consecuencias de la pésima administración económica. Se mantiene en el poder con violencia contra sus adversarios y el fraude electoral.

Hoy Venezuela celebra elecciones y Maduro prepara un nuevo fraude. Descalificó a todos los líderes de la oposición. Pero en esta ocasión ya no cuenta con apoyo popular. Corina Machado optó por apoyar a uno de los candidatos que Maduro permitió en la papeleta por considerarlo de poca monta, Edmundo González, quien con el apoyo de la oposición barrerá, según las encuestas.

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Maduro, consciente de su inminente derrota, amenazó: “El destino de Venezuela en el siglo XXI depende de nuestra victoria el 28 de julio. Si no quieren que Venezuela caiga en un baño de sangre, en una guerra civil fratricida producto de los fascistas, garanticemos el más grande éxito”.

Totalitarismo, amenaza de guerra. El populismo de Maduro suma las características del fascismo que Perón descartó. ¿Quién es el fascista? (O)