El sistema financiero goza hoy de estabilidad, pero requiere constante monitoreo. De haber un conato de problema, ¿qué institución estaría a cargo?

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Supongamos que el presidente detecta un brote de problema financiero, llama al ministro de Finanzas para que lo resuelva. El ministro contesta: “Presidente, nosotros nos encargamos de finanzas públicas, no privadas: cobrar impuestos, pagar sueldos a la administración, proveedores, administrar la deuda pública. Para el sector financiero privado, llame al Banco Central (BC)”.

El presidente llama al gerente del BC y este le explica: “Sr. presidente, nosotros solo somos ejecutores de políticas establecidas por nuestros superiores, llame a la Junta Monetaria (JM)”.

La presidenta de la JM toma la llamada: “Sr. presidente, nosotros nos encargamos de lo monetario, la reserva monetaria internacional, pero el problema al que se refiere escapa de nuestra competencia, es un tema financiero y compete a la Junta Financiera (JF)”.

Emociones financieras

La presidenta de la JF contesta: “En efecto, a nosotros compete la política financiera y crediticia, determinamos las tasas de interés, hacemos seguimiento al crédito, pero Ud. se refiere a problemas de entidades financieras específicas y eso compete a la Superintendencia de Bancos (SB)”.

Marca el presidente el número de la SB, quien asiente en la necesidad de encarar el problema, “pero las dificultades se centran en cooperativas, no bancos, y no tenemos competencia sobre las cooperativas, eso corresponde a la Superintendencia de la Economía Popular y Solidaria (SEPS)”.

La titular de la SEPS reconoce que hay un pequeño problema con ciertas cooperativas, pero observa que son certificados de depósitos que fueron negociados, que los que reclaman no son los que abrieron los certificados, y que “los papeles negociados ya entran al ámbito de la Superintendencia de Compañías y Valores”.

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El superintendente de Compañías –el primer varón en contestar luego de cuatro autoridades anteriores, todas damas de sólida preparación académica– explica que en efecto habrá que devolver el dinero en los montos asegurados a los depositantes, “lo cual es atribución de la Corporación del Seguro de Depósitos (Cosede)”.

El gerente del Cosede le contesta afirmativamente al presidente: “Sí, nos compete devolver los fondos”, con lo cual el presidente suelta un suspiro de alivio. El titular del Cosede continúa: “Pero no hay plata. La política de liquidez interna requiere que el fondo de seguros de depósitos se invierta en parte en papeles de las instituciones financieras, incluso de las que tienen dificultades, y la iliquidez impide que los hagamos efectivos. El resto está en bonos del Estado y Certificados de Tesorería, pero el Ministerio de Finanzas tiene atrasos acumulados, los reemplaza con otros a su vencimiento y toda la deuda interna se renueva, incluso los intereses se pagan con papeles. Presidente, llame al ministro de Finanzas y disponga que nos pague”. El presidente llama al ministro, quien contesta: “Presidente, ya le dije que llame al Banco Central”.

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Son ocho las instituciones involucradas en la supervisión del sector financiero. Si hay ocho a cargo, no hay ninguna. Hay que usar la tijera y reducir drásticamente el número de entidades reguladoras del sector financiero. (O)