Hay quienes dicen que la campaña electoral comenzó con el retiro de Jan Topic de la competencia. Sostienen que eso le deja campo libre al presidente-candidato, ya que no tendría contendor en el tema de la seguridad. Pero esa afirmación hace agua por dos lados. En primer lugar, la campaña comenzó antes de la posesión del actual presidente. Basta recordar que en noviembre colocó, con admirable ingenuidad, a su reelección como uno de los argumentos que debían considerar las autoridades del FMI para otorgar un préstamo al Ecuador. En segundo lugar, si las cosas siguen la tendencia de estos meses de gobierno, el tema de la inseguridad se convertirá más bien en un búmeran para el candidato gobernante; sus competidores solo tendrán que poner sobre la mesa los números de muertos, secuestros, desaparecidos, asaltos y vacunas que marcan el día a día de estos meses.

Mentir sin compasión

No hay duda, la campaña está en marcha y el presidente es, por el momento, el único candidato seguro. Él, como todos quienes inician su mandato, partió con una aprobación muy alta, pero las encuestas recientes presentan los efectos de la erosión (lo que también es usual en quienes ejercen el gobierno). Considerando las condiciones económicas del país y los escasos avances en la lucha contra el crimen organizado, se puede suponer que se mantendrá la tendencia a la baja. Esta realidad que, a pesar de ser inevitable, tratará de ser contenida con medidas desesperadas que condicionarán las acciones del Gobierno en los meses que le quedan. La tentación de soltar las débiles amarras económicas será difícil de evadir para un mandatario que tiene a la reelección como su principal objetivo. La dolarización podría peligrar si las cifras de aprobación presidencial caen por debajo de lo que los expertos en campañas consideran como punto crítico.

Un presidente-candidato solo tiene un antecedente en el actual periodo democrático. Fue la reelección sucesiva de Rafael Correa en 2009 y 2013, pero en esas ocasiones el país vivía el mayor auge petrolero de su historia y Correa tenía una serie de cualidades de liderazgo que no se encuentran en Noboa. Por tanto, es una situación inédita, que deja muchos interrogantes en la mesa.

Tras el informe a la Nación, ¿cómo se perciben los seis primeros meses del gobierno de Daniel Noboa?

Aparte de las características propias del único candidato del momento y de las decisiones que tome como gobernante, será necesario poner atención a los demás espacios políticos. Como es obvio, el correísmo será una fuerza importante, pero hay señales que llevan a suponer que podría sufrir una baja en la votación en la elección presidencial y en la legislativa. Hay rupturas, como la de Rabascall, que le afectarán. El Partido Social Cristiano, otro actor que mantiene alguna presencia electoral, sentirá la baja de Topic y una pequeña parte de su electorado se alejará por el caso Muentes, pésimamente manejado por el partido. A la centroizquierda le será muy difícil presentar una candidatura de unidad y encontrar la manera de llegar a un electorado que privilegia la oferta populista por encima de lo programático. No se puede descartar que volvamos a los tiempos en que los dos candidatos triunfadores en la primera vuelta apenas sumaban algo más del cuarenta por ciento. De cualquier manera, en los pocos meses que faltan para la elección puede cambiar radicalmente el panorama y en lugar de un reelecto podemos tener a un outsider. (O)