Época de elecciones, campañas políticas, promesas, discursos, etc. También es época de acusaciones, comentarios negativos, e incluso disputas entre amigos y familiares por diferencias políticas. El tema levanta pasiones muy negativas y nocivas para la sociedad.

Alguna vez un premio nobel que intentó ser presidente de su país llegó a reflexionar que “la política saca lo peor del ser humano”, y la verdad es que es una frase que se escucha mucho, sobre todo en estas épocas.

Al momento de redactar estas líneas aún hay incertidumbre sobre el proceso electoral actual, en lo que se refiere al desarrollo de la segunda vuelta. Cada ciudadano tendrá su preferencia sobre alguno de los tres candidatos que aún compiten por el cargo presidencial, y debido a que no pretendo convencer a nadie de cambiar o mantener su voto, más aún cuando se avecina una nueva campaña en que los candidatos hablarán más sobre su visión de desarrollo para el país, no daré nombres ni hablaré de tendencias políticas. Hoy hablaré de la paz, la unión y la solidaridad, pues esta no es propia ni impropia de nombres o de partidos políticos, es innata del ser humano con espíritu de servicio.

Hay que desterrar de la política todo lo negativo, y sin importar quién llegue a la presidencia, unirnos todos por el futuro del país, por nuestros hijos, nuestros nietos, en fin, dejarles un mejor Ecuador a las nuevas generaciones. Dejar atrás el odio, los revanchismos, las disputas personales, y trabajar juntos para que podamos soñar con prosperidad para todos.

Entonces, ¿quién debe ganar las elecciones? El único vencedor indiscutible debe ser el país, todos, los estudiantes, los obreros, los agricultores, los médicos, los empresarios, las amas de casa, etc. Debemos construir un país que no excluya a nadie, y el primerísimo paso es adecentar la forma de hacer política, trabajar a la altura de la situación, recogiendo las diversas propuestas, y que estas se ejecuten o al menos se evalúen dejando de lado los dogmas o prejuicios políticos que durante dos siglos han socavado las posibilidades de que nuestro país despunte y logre el desarrollo.

En ese sentido, siendo coherente con la idea que propongo de reactivar al Ecuador con diferentes sugerencias de todos los sectores, me permito aportar con mi propuesta, desde mi actividad, y como emprendedora y madre preocupada, pienso que gran parte de la generación de empleo y la atracción de inversiones y flujo de divisas deben surgir desde la actividad exportadora de aquellos productos de calidad mundial que elaboramos en el campo todos los días, y con más fuerza todavía en el año de pandemia. Todos podemos aportar y pienso que desde el campo esto puede ser potente con las adecuadas reformas que nos permitan ser más productivos y competitivos. Debemos procurar pensar a largo plazo y entender que es mucho más importante plantear propuestas cuyos resultados trasciendan más allá de un periodo presidencial.

En fin, mi conclusión es: menos política, más economía, menos trabas, más desarrollo. Debemos darle a este periodo electoral un enfoque social, solidario, con miras a la recuperación económica, y hacerlo pensando en que Ecuador somos todos. (O)