En un escenario pospandemia debemos estar atentos a aquellos países cuyas economías se están recuperando más rápido y dedicar esfuerzos para venderles productos ecuatorianos.
China fue el único país del mundo que logró crecer un 2,3% en 2020, a pesar de la pandemia del coronavirus. En la mayoría de países, la pandemia afectó al empleo, al consumo y a la producción industrial.
La decisión del presidente electo, Guillermo Lasso, de realizar su primer viaje internacional a Colombia, donde pidió el apoyo del hermano país para que Ecuador ingresara como socio pleno a la Alianza del Pacífico, puso en evidencia la importancia que el futuro gobernante le da a dicho bloque de libre comercio. Un paso, sin duda, positivo para dinamizar las exportaciones ecuatorianas e impulsar posteriormente acuerdos comerciales con los tigres asiáticos.
Sin embargo, postergar y no darles la debida prioridad a las negociaciones de un acuerdo comercial con China sería un error.
Es clave aprovechar las plataformas políticas que Ecuador ha venido construyendo con Pekín, como el haber firmado el proyecto global Una Franja, una Ruta, tener una relación estratégica integral, y la Cumbre China-Latinoamérica y el Caribe el próximo año.
Debemos perder el miedo a un acuerdo comercial con China. Por supuesto que las economías son diferentes, cada país tiene sus fortalezas y debilidades, por eso debemos concentrarnos en negociar la entrada de productos donde Ecuador es competitivo, como el banano y el camarón, y proteger a aquellos sectores económicos más débiles de nuestra industria.
Para el sector bananero, por ejemplo, la firma de un acuerdo comercial con Asia haría que dupliquemos nuestras exportaciones hacia dicho continente en dos años. Actualmente, los envíos de banano a ese destino representan el 6,9% del total exportado de la fruta (es decir, 26,8 millones de cajas), generando divisas por 253 millones de dólares. Este escenario mejoraría significativamente con la firma de un acuerdo porque se exportarían 53,6 millones de cajas, lo que representaría 506 millones de dólares.
Debemos poner especial atención a las condiciones de los acuerdos comerciales que negociaron nuestros vecinos Perú y Colombia. En el caso de Perú, se establecieron catorce categorías de desgravación con diferentes plazos para los productos chinos importados por Perú. El plazo más extenso alcanzaba los 17 años, periodo en el que las empresas peruanas podían mejorar su tecnología y costos para ser más competitivas.
El pragmatismo es la clave. Un buen indicador de la dirección que tomará el futuro Gobierno fue el acercamiento que Guillermo Lasso ha tenido con los gobiernos de China y Rusia para la adquisición de más vacunas contra el coronavirus.
Ecuador no debe caer en el juego de la diplomacia de las vacunas ni tomar partido en la disputa geopolítica entre las potencias Estados Unidos y China, sino que debemos mantener una buena relación con ambos. No ser pro Estados Unidos o pro-China, sino siempre pro-Ecuador. (O)
* Director Ejecutivo de la Asociación de Exportadores de Banano del Ecuador.