En esta columna hemos repetido muchas veces que el país siempre estará por encima de los intereses individuales de políticos, empresarios y gobernantes.

Que todo lo que contribuya a engrandecer esta patria y ataña a los grandes intereses nacionales merece el decidido apoyo de la ciudadanía y sus instituciones.

Ello no nos impide cuestionar la coyuntura, obviamente, ni comentar sobre los intereses que, además de los del país, giran en torno a determinadas decisiones o propuestas.

El arbitraje es el camino

Cuando el anterior gobernante convocó a consulta popular, a pesar de que en esta columna nos manifestamos en favor de la misma, advertimos su inconveniencia, debido al gran desgaste de popularidad que ya en ese entonces experimentaba.

Al final, como ha ocurrido a lo largo de nuestra reciente historia republicana, la consulta fue rechazada como señal de inconformidad con el Gobierno consultante, más allá de lo positivo del contenido de la mayoría de las reformas propuestas.

El próximo domingo, el Ecuador vuelve a las urnas.

Consulta popular necesaria

En esta ocasión, convocada por un joven presidente, quien usando aquella frase popular “Ha tenido que bailar con la más fea”. Me refiero a haber recibido un país en su peor crisis de seguridad de la historia, unas finanzas al borde del colapso y una institucionalidad casi inexistente.

Noboa ha demostrado, en menos de cinco meses, que tiene temple y liderazgo para enrumbar el país, alcanzando gobernabilidad política, pese a las macabras advertencias de los agoreros del desastre de siempre, y con ello, las reformas urgentes que requería para este corto periodo de transición, y ganándose el respeto de las fuerzas del orden, para enfrentar al crimen organizado con la contundencia que se requiere. Ardua tarea que solo en el tiempo veremos si alcanza los objetivos que todos esperamos.

Ello no lo libera de errores y falencias, que han aparecido y seguirán apareciendo con el paso de los meses; es normal que ocurra, sobre todo, tratándose de un gobierno de gente joven y con casi ninguna experiencia política.

Pero sin duda, por lo menos hasta ahora, el balance es positivo. Así lo ve el país, según recientes encuestas, y los mercados internacionales, que se evidencia con el importante descenso del riesgo país.

Por las razones expuestas y, obviamente, por su contenido, vemos con buenos ojos la consulta popular convocada, que se votará este domingo. Oportuna en lo jurídico y en lo político, por lo que desde esta columna la apoyamos en todas las preguntas, porque, además, como lo advertimos al inicio de esta columna, están sintonizadas con la esperanza de que tengamos un mejor país, en el que existan mejores y mayores oportunidades de trabajo, educación de calidad, un sistema de salud que realmente cumpla con su función social, y sobre todo, instituciones democráticas fuertes que dobleguen al crimen organizado y restablezcan, de una vez por todas, la tan añorada paz ciudadana, de la que tanto nos enorgullecimos siempre.

Por esta misma razón que casi todas las fuerzas políticas democráticas del país se han manifestado en igual sentido.

Que el domingo sea una fiesta democrática y que el único ganador sea el Ecuador. (O)