Si el país no despierta a tiempo, razona y reacciona, en vísperas de un proceso electoral, corre el riesgo de ir a un modelo corrupto como la dictadura de Venezuela, que asecha con políticos nacionales que se han identificado plenamente y que defienden a una mal llamada “revolución de izquierda”.

Venezuela vive una tiranía, sin libertades ni respeto a los DD. HH., con secuestros y persecución a todo un pueblo que está levantado en demanda del respeto al pronunciamiento mayoritario expresado en las urnas y que fuera burlado.

El dictador venezolano desoye a la gran mayoría de la comunidad internacional e impone por la fuerza el fraude, con el respaldo de los regímenes totalitarios de Nicaragua, Cuba, Rusia, China y de México. Brasil y Colombia hacen el ridículo y tienen la audacia de plantear una salida con nuevas elecciones cuando ellos saben que no se pueden negociar los resultados y no existe ninguna garantía.

Populismo

¿Cómo y a quién?

En Ecuador se vive con indiferencia antes del proceso electoral, con una clase política tramposa y corrupta que va a lo mismo y unas élites que muestran el poco interés que tienen en la solución de los problemas, que se acomodan con facilidad a las circunstancias para seguir en sus negocios y seguir medrando del Estado.

Mientras tanto, avergüenza que la Asamblea esté preocupada de expedir resoluciones intrascendentes, como el Día Nacional del Gamer, el Proyecto de Ley de los Derechos de los Animales, igual cuando declararon antes el Día Nacional del Bizcocho. En esa Legislatura existen proyectos mucho más importantes que debieran atender con urgencia problemas sociales de fondo y estructurales, como la desnutrición crónica infantil o la lactancia materna infantil a prolongar hasta los dos años.

Un país lleno de corrupción, con una justicia y juezas y jueces venales en acción, salvo honrosas y respetables excepciones, que favorecen a los reos y procesados penalmente, que han hecho tanto daño al país y que han estado del lado de los delincuentes en medio del conflicto armado interno que se vive.

Los casos Metástasis, Purga, Plaga, Encuentro, Obstrucción a la Justicia e Independencia Judicial, entre tantos, en los cuales están procesados y presos jueces, juezas, fiscales, abogados, policías, funcionarios judiciales, vocales del Consejo de la Judicatura, muchos de los cuales han aceptado su culpabilidad en los delitos cometidos y los cargos de haber estado vinculados y favorecido a la delincuencia organizada.

Otros siguen siendo beneficiados por juezas y jueces compinches, con fallos vergonzosos, que sin ruborizarse favorecen a reos, con prebendas en centros penitenciarios, a diferencia del resto. Una vergüenza y una burla a vista y paciencia del país, lo cual daña aún más la imagen de una justicia corrupta. Con estos malos operadores de justicia, que están plenamente identificados y que desafían a la nación, no se puede garantizar la correcta aplicación del derecho y el imperio de la ley.

Mientras tanto, el país se ahoga en corrupción en medio de la violencia e inseguridad y el conflicto armado interno, a pesar de los esfuerzos y trabajo que realizan diariamente las FF. AA. y la Policía. Es hora de decir basta a tanta acción que corroe aún más a esta agónica institucionalidad. (O)