Tal fue el resultado de la primera vuelta presidencial y es seguro que lo sea también la segunda. La campaña entre Daniel Noboa y Luisa González se tornará más polarizada aún, en búsqueda del 10 % de los votos que se repartió entre los otros 14 candidatos. Será un intenso pulso voto a voto y de pronóstico reservado.

La mayoría de encuestas le daba el triunfo a Noboa con diferencia de apenas un dígito; pero, al tener margen de error de tres por ciento, el resultado se ajustó a menos de lo esperado. Según el último cómputo a nivel nacional –en el momento de escribir estas líneas– es menor al uno por ciento.

Igual el presidente-candidato gana, aunque sea por pocos votos, siendo la primera vez que el correísmo pierde en primera vuelta desde que llegó al poder en 2007.

Su mensaje del nuevo Ecuador ante el viejo caló entre los electores más en la Sierra que en la Costa, donde la estructura de base popular de la RC5 logró imponerse en todas las provincias. En la región Interandina solo Imbabura se decantó por Luisa, por poca diferencia.

En redes sociales han circulado críticas ante el excesivo triunfalismo de la lista 7, que promovió la victoria en una sola vuelta, pero no le alcanzó. Sin embargo, hay que entender que esta estrategia respondió a la polarización de la primera vuelta, que pretendía captar el voto útil que se terminó dispersando, aunque marginalmente, con los demás postulantes.

Respecto al fallo del pronóstico, el oficialismo no fue el único en equivocarse. El propio expresidente Correa desde el exterior lo hizo, con la arrogancia y prepotencia que lo caracteriza, al asegurar que Luisa ganaría con seis puntos.

La experiencia de las elecciones de 2021 y 2023 que perdió el correísmo revela la constante de que le cuesta sumar votos de cara a la segunda vuelta. Que el voto de Leonidas Iza, tercero en el resultado, se vaya a sumar automáticamente en favor de Luisa es una mera conjetura. Se trata de un elector de carácter comunitario que reevaluará sus opciones en el momento de sufragar en la segunda vuelta.

La tónica de las próximas nueve semanas será de una mayor incertidumbre a la vez que de una redoblada polarización. Finalmente, los ecuatorianos elegirán entre dos modelos de gobierno muy distintos entre sí y, a la vez, más o menos conocidos.

El de Noboa, que aún cumple con un ciclo de aprendizaje y tiene potencial de ajustarse a las demandas de seguridad, de mayor empleo y crecimiento económico; y el de Luisa, que no es sino un correísmo reforzado con su carga de autoritarismo y corrupción, algo que puede serles útil a los grupos narcocriminales.

La escogencia será entre un Ecuador de libertad y democrático que pueda recomponer sus maltrechas instituciones, en el marco de un recambio generacional, o un país satélite de las dictaduras del socialismo del siglo XXI junto a Venezuela, Cuba y Nicaragua, empeñado en alinearse con un populismo fracasado y ruinoso. En tales términos, el dilema queda planteado; el votante tiene la responsabilidad de escoger el lado correcto de la historia. (O)