Venezuela tiene este 28 de julio elecciones presidenciales. Un proceso lleno de conflictividad que mantiene en expectativa a los venezolanos y a la región por las denuncias hacia el gobierno de Nicolás Maduro, quien busca la reelección.

La comunidad internacional está obligada a levantar la voz cuando hay hechos que alteran la paz, amenazan las democracias y los derechos humanos a los que se suscriben y se comprometen a respetar los Estados.

Cuando ganas, te quedas; cuando pierdes, te vas

El momento de Venezuela

Este 25 de julio terminó el periodo de campaña electoral. Brasil declinó enviar a observadores a los comicios luego que Nicolás Maduro cuestionara los sistemas electorales de Brasil, Estados Unidos y Colombia, mientras Diosdado Cabello, el número dos del chavismo, advirtió con expulsar a expresidentes de la Iniciativa Democrática de España y las Américas si se atrevían a llegar sin haber sido invitados a Venezuela para observar las elecciones. Y el periodista argentino Jorge Pizarro, de Alpha Media, denunció que se le impidió entrar al país para cubrir las elecciones.

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Los relatos son solo una parte de todo lo que genera preocupación. Los Gobiernos de Chile, Estados Unidos, Argentina y otros han llamado a garantizar el normal desarrollo de las elecciones y a respetar la voluntad de los venezolanos.

Baño de sangre

La declaración de Maduro, diez días antes de los comicios: “El destino de Venezuela, en el siglo XXI, depende de nuestra victoria el 28 de julio. Si no quieren que Venezuela caiga en un baño de sangre, en una guerra civil fratricida...”, mantiene en alerta a actores políticos mundiales que lo describen como una amenaza.

Tras la muerte de Hugo Chávez, quien gobernó entre 1999 y 2013, Maduro asumió como presidente encargado y luego por elección. La mayor coalición opositora, representada por Edmundo González, aparece como favorita en las encuestas para derrotar al chavismo. A lo que aspiran los venezolanos y la comunidad internacional es que sea un proceso transparente, en paz y que respete los resultados, sin amenazas de baños de sangre ni de ningún tipo. (O)