No es ficción y tampoco se puede hablar de casos aislados. Cada vez es más frecuente que niños o adolescentes sean retenidos en operativos contra grupos de delincuencia organizada (GDO). Se ha fallado a nivel gubernamental y como sociedad.

El Día del Niño, que en Ecuador se conmemora este 1 de junio, no es una fecha neta de celebración cuando hay tanto que resolver para garantizar los derechos que llevaron a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a establecerlo.

El 30 de junio hubo festejos anticipados en establecimientos escolares y comercialmente las cadenas y tiendas de productos dirigidos a los más pequeños tienen ofertas para este día. No está mal salir de la rutina para quienes tienen las posibilidades de hacerlo, pero este día debe doler por los niños que no tienen educación, que no tienen oportunidades, que son reclutados por bandas que los llevan a delinquir de las maneras más indolentes.

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No hay exageración en los calificativos, basta ver los resultados de operativos recientes donde se han retenido menores desde los 11 años. Debe doler sí, pero no para llevar un reporte o un discurso sino para ejecutar acciones que eviten que más niños sean presa de la delincuencia.

Duelen, y mucho, los niños convertidos en víctimas colaterales de enfrentamientos de GDO. Ni las autoridades ni la sociedad pueden estar tranquilas frente a estas realidades.

En este Día del Niño tienen que estar muy presentes en la mente los menores que enfrentan circunstancias complejas, que crecen en medio de la violencia, carencias y amnesia institucional.

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Las leyes existentes no han sido suficientes y por ello es una obligación que en el nuevo país del que habla el Gobierno se garantice realmente los derechos de los niños, aquellos que constan en los artículos 44, 45 y 46 de la Constitución, que entre otros mencionan la vida, la salud, educación, protección... Las políticas públicas en papel no funcionan; se necesitan recursos, voluntad política y acción territorial. (O)