Un estudio desarrollado por la Universidad de British Columbia y la Universidad de Stanford advierte que el próximo año, en el 2025, entre 5,3 y 5,5 millones de ecuatorianos vivirán en áreas con altos niveles de aplicación de pesticidas químicos.

La utilización de ese tipo de plaguicidas en el agro es conocida en el Ecuador, particularmente en provincias costeras donde se han asentado las industrias exportadoras de banano, palma, arroz, caña de azúcar y cacao. Los riesgos para las poblaciones humanas y la biodiversidad son parte de los análisis mencionados y otros conocidos con anterioridad.

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En países como Costa Rica, que al igual que Ecuador se ha posicionado como un importante proveedor de banano para el mundo, la producción sostenible de la fruta ha ganado prestigio.

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El manejo sostenible de la producción debe ser para todos los gobiernos una prioridad. Los estudios respecto a la exposición al alto uso de pesticidas deben tomarse como alertas y actuar con inmediatez en pro de la humanidad.

¿Se puede vivir en armonía con la naturaleza?

Si antes se han dado pasos lentos, es un reto para el régimen encabezado por un líder joven como el presidente Daniel Noboa tomar esta bandera que traerá beneficios a la salud de los ecuatorianos y confianza de consumir productos con menos uso de químicos, lo cual incluso es cada vez más valorado en los mercados internacionales.

Desde el Ministerio de Agricultura se han emprendido, en gobiernos anteriores, proyectos de reconversión productiva agropecuaria con el afán de implementar buenas prácticas y evitar la deforestación. Los resultados no han sido muy visibles y las quejas de desatención en el sector agrícola se volvieron una constante. Hay una oportunidad para un régimen corto, con un año de ejercicio en adelante, de tender puentes para buscar en la academia y en los emprendedores agrícolas interesados en bajar la huella en el planeta formas de producción limpias y que Ecuador empiece a salir de las listas de países con alto nivel de exposición a pesticidas. (O)