La tecnología ha facilitado la difusión de noticias falsas, creación de escándalos y denuncias sin sustento, mas no es la responsable de ello. El desesperado intento de obtener clics, likes o multiplicar seguidores permite que muchos propietarios o administradores de redes sociales o páginas web caigan en la tentación de publicar datos no verificados.

El sábado pasado el papa Francisco, quien ha recibido el Premio è Giornalismo de la prensa italiana, pidió evitar la desinformación, a la que calificó como uno de los cuatro pecados del periodismo.

Iniciativas contra la desinformación se enfocan en analizar publicaciones en redes sociales y discursos de asambleístas en Ecuador

En momentos complejos para países como Ecuador, donde se desarrolla la precampaña de la segunda vuelta para elegir a su mandatario –el 15 de octubre, luego de la muerte cruzada y el asesinato de un presidenciable–, es oportuno poner sobre la mesa el tema que coincidencialmente menciona el papa. Pero no es un asunto únicamente de periodistas, que ciertamente pueden ser cautivados por la posibilidad de convertirse en influencers. El uso de las redes sociales y la tecnología en general es una responsabilidad de todos, incluso de los usuarios con menos intención de subir a la plataforma de la fama virtual, pero que alguna vez comparten posts de personas para ellos desconocidas y sin confirmar el contenido de un tercero.

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Llamados a la juventud

Son cuatro los pecados virtuales que el pontífice menciona: “La desinformación, cuando el periodismo no informa o informa mal; la calumnia; la difamación, que es diferente pero destruye; y el cuarto es la coprofilia, el amor por el escándalo y la suciedad, porque el escándalo vende”.

Lamentablemente, los “pecados” con que el papa advierte son observados en otros espacios. La política se ha convertido en cuna de varios de ellos, incluso la vida personal rompe mal el anonimato en las redes.

A todos corresponde actuar con responsabilidad y usar las redes sociales con ética y transparencia. Promover en el mundo virtual una cultura de verdad, debate de altura, afabilidad haría mucho bien a la humanidad y evitaría conflictos legales por múltiples delitos cibernéticos. (O)