Inexorablemente los ecuatorianos padecemos por el racionamiento eléctrico que rige desde el viernes 27 de octubre. En medio de la gravedad de sus consecuencias no se justifica que se impida planificar las actividades productivas o personales por falta de un cronograma de racionamientos oportuno.

La noche del jueves 26 y hasta la misma madrugada del viernes 27 apenas se conocían los horarios de cortes de energía y lo que pase el 28 es una incógnita o lo será hasta que el Gobierno, a través de las empresas de distribución, se digne a informarlo, esperemos que más temprano que el primer día.

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El país no necesita comprensión de sus autoridades sino acción, responsabilidad y respeto. Estar consciente de los efectos de la restricción, señor presidente, no basta. Exija a sus colaboradores celeridad en la información, mientras toman las acciones que usted asegura tener en marcha para solucionar la crisis energética actual.

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Los ecuatorianos necesitamos y queremos producir. El caos del tránsito que se experimentó este viernes porque muchos no se enteraron de los horarios de cortes o porque hubo cambios en la ejecución del cronograma tiene que corregirse.

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La Empresa Eléctrica Pública Estratégica Corporación Nacional de Electricidad (CNEL), encargada de anunciar los horarios en cada provincia donde tenga sus unidades de negocios, tiene la carga y mirada del país.

Las jornadas laborales de muchas empresas e industrias se extienden hasta los sábados. Para ellas, coordinar su logística se complica sin datos.

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La industria alimentaria, por su parte, teme una baja en ventas, particularmente de cárnicos y congelados. Es que la falta de energía complica las actividades en todos los ámbitos.

Con seguridad no hay intención en retrasar la información y datos, pero se deben duplicar los esfuerzos para hacerlo en el menor tiempo posible. Esto ahorrará dolores de cabeza al Ejecutivo, pero sobre todo aporta a la producción, al trabajo, a la planificación ciudadana. (O)