La opacidad de las acciones en diversos espacios políticos y sociales es una lacra por atacar permanentemente. Dudas es lo mínimo que despierta la falta de transparencia y si se investiga lo más seguro es que se descubran hechos corruptos, aunque algunos prefieran llamarlos viveza criolla y hasta justificarlos.

El pasado 22 de agosto, la Escuela de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad de las Américas (UDLA), junto con la Corporación Participación Ciudadana y otras organizaciones de la sociedad civil presentaron el mapa de organizaciones políticas de Ecuador.

El documento determina que entre partidos y movimientos nacionales y locales existes 233 organizaciones políticas, que en su mayoría no cumplen con los requisitos establecidos en el artículo 333 del Código de la Democracia. El problema no está en la representación democrática, en el derecho de elegir y ser elegido, sino en el incumplimiento de normas que quienes pretenden un cargo de elección popular evaden apoyados de los escasos y dudosos controles, por decir lo menos.

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Durante la presentación del mapa, Ruth Hidalgo, decana de la Escuela de Ciencias Políticas y directora de la Corporación Participación Ciudadana, explicó que al menos el 80 % de los partidos no tienen Registro Único de Contribuyente (RUC), por lo que cuestionó la forma en la que estos han recibido los fondos del Consejo Nacional Electoral (CNE).

Y no solo eso, el estudio revela el incumplimiento de requisitos básicos, como tener sedes o directivas completas. Evidencia que se activan con la cercanía de elecciones.

La falta de transparencia política es vergonzosa. Ningún ciudadano responsable y con ética debería acceder a la candidatura en un partido o movimiento de esta naturaleza. El cuestionamiento alcanza a los organismos de control que deben velar por el cumplimiento de la ley. Hay mucho por hacer para depurar las organizaciones y que estas no sean menús a la carta de intereses que terminan dañando al país. (O)