Klopp sonrió serenamente, como el padre que asiste a la graduación de su hijo y contempla el instante en que le entregan el diploma, con más satisfacción que euforia. Al cabo, él lo eligió y lo apadrinó desde el primer día. Iba el minuto 81 y Luis Díaz, el muchacho de La Guajira colombiana, acababa de marcar su primer gol en el fútbol inglés dándole toda la razón al técnico alemán: definió con enorme categoría. Se inventó el espacio yendo al vacío de derecha hacia el centro, Henderson le mandó un pase de esos puerta a puerta y Lucho puso en práctica todo lo de innato que se lleva adentro, todo eso que se aprende en el potrero, esa sustancia intransferible que hace distinto a un chico de los demás de la barriada: perfecto control de derecha hacia su izquierda para alejar la bola del marcador y toque sutil de zurda para desarmar la apurada salida del arquero. Una pinchadita. Porque los arqueros prefieren que les pateen fuerte y al bulto, no eso. Un coctel perfecto de viveza, irreverencia y clase. Golazo y telón: Liverpool 3 - Norwich 1.

Explotó todo: la tribuna, los compañeros, que ya lo admitieron y sumaron al vestuario, donde es uno más, y Klopp, el gran valedor que lo escogió y de entrada lo bañó en agua bendita: “Cuando lo ves entrenar, no puede dejar de sonreír. Nunca he tenido un jugador así, es una locura. Estamos muy, muy felices de tenerlo aquí, es absolutamente genial”. Lo dijo en conferencia de prensa, para que lo escuchen todos.

Apenas el balón traspuso la línea de meta la hinchada le abrió las puertas de su corazón a coro: “Luis Díaaaaaazzz… Luis Díaaaaaazzz”. Y de este lado del agua, a miles de colombianos que miraban el juego se les inflaba el pecho de orgullo. A más de uno se le puso la piel de pollo y los ojos vidriosos. ¿Por qué nos pone tan felices un gol de un compatriota…? Porque nos dice que también en nosotros hay talento, que no todo está tan mal, que si uno de los nuestros puede ser estrella en el centro del universo futbolístico, tenemos futuro. Con todo respeto, el fútbol no es el remo, el yudo o la natación, es algo más fuerte y completo, una argamasa hecha de genio, inspiración, fortaleza, personalidad, chispa, valor, aguante… Y como en ninguna actividad, nos hace aflorar el sentido de pertenencia. Como el 5 a 0 aquel de Colombia sobre Argentina. Eso no tiene explicación, simplemente es una borrachera del alma, un frenesí colectivo, un sinsentido de la razón. Desde luego, siempre estará el anti, el vinagre que pide “que no lo agranden”. ¿Qué quiere… que hablemos dentro de diez años…? ¡Es ahora cuando hizo el gol…! O el otro, que pasa cerca del televisor y te dice “¿Tanto lío por un gol…?” Y… sí, cuesta explicarlo. No es el gol de la final del mundo, es el tercero de un 3 a 1 al último de la tabla, pero vale por la calidad de la obra. Y es una alegría que te hace llamar a un amigo o mandar un mensaje a tu hermano: “¿Viste el golazo de Luis Díaz…?”.

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Antes de migrar a Inglaterra, Díaz jugó en el Porto. Foto: EFE

Luis Díaz le cae bien a todo el mundo porque es un muchacho simple, tranquilo, sonriente. Y porque la gente sabe que lo suyo es todo mérito. No llegó al Junior por recomendación de un amigo, llegó porque, como dijo su técnico Julio Comesaña, “una noche jugamos contra el Barranquilla FC y nos volvió locos con sus gambetas, al día siguiente lo pasamos con nosotros al primer equipo”. Aclaración: el Barranquilla FC es una subsidiaria del Junior, como si fuera el Barcelona B. No llegó a Europa por influencias de un poderoso empresario, sino porque gente del Porto lo vio jugar y les pareció un crack en potencia. Y no desembarcó en el Liverpool por presión mediática o por un trabajo de marketing, tampoco para que algunos se ganen una jugosa comisión, fue por sus goles espectaculares en Portugal y porque le encantó a Jurgen Klopp y a la red de reclutamiento del club. Klopp y el Liverpool compran lo que necesitan, lo que les parece bueno para mejorar el equipo, no lo que les enchufa un representante, hace tiempo lo vienen siguiendo a Lucho y lo fichan por condiciones, no por un negociado. Todo genuino, no hay un trabajo de prensa detrás. Maquillaje cero, es belleza a cara limpia. Y ha hecho toda la escalerita bien, como manda el manual, escalón por escalón

Ahora queda más claro que aquel gol a Corea en 2019 en su debut como titular en la Selección no fue casual, que la chilena excepcional ante Brasil tampoco. Ni aquellos golazos a Argentina y a Perú. El hombre de los goles lindos los mete en cualquier escenario.

Díaz arribó a la ciudad de Los Beatles en una coyuntura muy propicia. El Liverpool jugará el domingo la final de la Copa de La Liga frente al Chelsea en el estadio de Wembley (primer título que puede conquistar), está muy bien posicionado en la Liga de Campeones de Europa y pelea mano a mano con el Manchester City por la Premier League. También sigue firme en la lucha por la tradicional FA Cup, la Copa Inglesa, el torneo más antiguo del mundo. En carrera en las cuatro competencias y con excelentes perspectivas en todas.

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No obstante, tiene una competencia feroz, hay otros siete delanteros para tres puestos: Salah, Mané, Firmino, Diogo Jota, Minamimo, Origi y Elliott. Muchísimo. Pero ahí está la mano de Klopp, un técnico cuyo legado táctico no será motivo de estudio en las escuelas de entrenadores, pero que logra el máximo compromiso de sus 25 dirigidos a través de su extraordinaria habilidad para generar un clima único de camaradería, amistad y alegría. Hace un culto del abrazo a sus boys cada vez que salen del campo, los palmea y les dedica la mejor sonrisa y siempre palabras de aliento.

Tiene lo más valioso de un futbolista: la gambeta, el uno por uno que genera desequilibrio en favor del equipo. Y todo para adelante, en velocidad, con atrevimiento. Es el mejor producto de exportación de Sudamérica de los últimos tiempos.

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Lucho, indígena puro de la etnia Wayúu, llegó como refuerzo de invierno, que no es lo más adecuado, porque el plantel ya está armado y debe acoplarse en plena temporada, pero su inserción ha sido fabulosa, mostrando una empatía con todos. “Esperamos mucho de él en el futuro; y ahora, ya, pero en el futuro también. Tengo un buen presentimiento de que será una muy buena historia con Luis en Liverpool”, dijo el estratega de Stuttgart. Se notó el miércoles cuando entró frente al Inter en Milán y sobre todo el sábado ante el Norwich: hay un romance entre Liverpool y Luis. (O)