Han pasado seis largas décadas y ha vuelto a mi memoria todo aquello que me impulsó a investigar la historia, una materia que ya había entrado a mis predilecciones por las enseñanzas de mis viejos maestros y por la lectura incansable que inicié a los 8 años de edad, cuando mi padre me puso en las manos el primer libro: Adiós, Mr. Chips, una novela de ambiente escolar publicada en 1934 por el escritor inglés James Hilton.

Me cautivó siempre la historia de mi ciudad, Guayaquil, desde que leí las relaciones del primer episodio independentista el 9 de Octubre de 1820, a veces oculto en la historia oficial escrita por los ‘historiadores’ del latifundismo. No había una historia del deporte, apenas si se habían escrito algunas versiones nacidas de la memoria o de la capacidad de inventiva de ciertas personas.

Mi vida estaba ya ligada al deporte desde 1955 en que me inicié como nadador del Colegio Nacional Vicente Rocafuerte y de la Liga Deportiva Estudiantil. Fue en ese glorioso club donde empecé a escuchar historias de grandes momentos del deporte narradas por sus propios protagonistas: Elí Jojó Barreiro, Carlos Luis Grillo Gilbert, Juvenal Sáenz, Víctor Caballito Zevallos, Fidel Pircio Miranda y otros próceres del club de Las Tres Letras de Oro del deporte nacional.

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Hubo un hecho que fue decisivo para mi dedicación a la investigación de la historia y tuvo varios personajes influyentes. Primero, mi maestro del periodismo Manuel Chicken Palacios Offner, quien había sido, en la década de los años 30, basquetbolista, nadador y jugador de polo acuático, y mantenía en radio Cristal el programa deportivo más popular de la historia nacional: Cocktail deportivo (“endulzado, batido y servido para los amigos, y un poquito, la última gota también para los enemigooooos”, decía).

¿Por qué mi querido y recordado Chicken? He aquí lo que ocurrió hace 60 años. Don Manuel (se me hace raro nombrarlo así) convocó en su programa a un homenaje a Los Cuatro Mosqueteros del Guayas, los nadadores protagonistas en 1938 de la más grande hazaña del deporte sudamericano. Se programó un acto que debía celebrarse en la noche del 27 de marzo de 1963 en la piscina Olímpica. Iban a asistir Carlos Luis y Abelito Gilbert, Ricardo Pechón Planas, Luis Alcívar, Arduino Tomasi, el entrenador de los campeones sudamericanos, y el padre de la hazaña, Jacobo Nahon.

Las graderías de la Olímpica estaban llenas, la emoción rondaba en el espíritu de todos quienes asistíamos. Primero habló Tomasi y luego Chicken, quien se refirió a los detalles del gran suceso que asombró a América: con cuatro nadadores jóvenes, desconocidos, Ecuador había derrotado a equipos completos y había proporcionado la primera gran alegría deportiva al país. Se lamentaba el gran periodista que no estuviera presente la Lancha Alcívar, quien estaba en Río de Janeiro como cónsul de nuestro país. Justo cuando Chicken se refería a la ausencia de la Lancha, el público se puso de pie y estalló en aplausos: Alcívar entró a la piscina con maletas y todo, llegaba directamente desde el aeropuerto.

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Ese momento tan emotivo fue fundamental en mi vida: esa noche resolví que iba a escribir un libro sobre la hazaña de Lima y que recién publiqué cuando se cumplieron 50 años de la noche triunfal en la pileta Nipón de Lima. Fue una tarde de mayo de 1963 cuando acudí a la Biblioteca Municipal y empecé a revisar los diarios y revistas de 1938. Hallé tantas historias bellas no solo de la natación, sino de todos los deportes. Quise saber desde cuándo se había empezado a practicar la natación y fui a dar a los diarios del siglo XIX mientras llenaba docenas de cuadernos de valiosos hallazgos de la vida de Guayaquil, de sucesos literarios y del desarrollo del deporte.

En estos 60 años pude hallar la historia de la primera entidad deportiva, el club Perseverancia, fundado en 1860. Luego la entrada del deporte moderno en Guayaquil con la fundación del Club Sport Guayaquil en 1899 (que no tiene ninguna relación con el club Guayaquil Sport ni es el antecesor del mismo), propulsor del fútbol, remo, tenis, hípica y ciclismo. Mis investigaciones me llevaron al primer torneo de fútbol celebrado en Guayaquil en 1908 gracias al impulso dado al deporte por Manuel Seminario Sáenz de Tejada, llegado a Guayaquil en 1907.

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Carlos Armando Romero (i), Alexandra Romero, el músico Hector "Manito" Bonilla, Manuel ‘Chicken’ Palacios y Ricardo Vasconcellos (d) en el programa Cocktail Deportivo, en radio Cristal a inicios de los años 70. Foto: Archivo

En 1911 –todo está documentado por las crónicas de los diarios de la época– Seminario fundó la primera entidad multideportiva en el país, la Liga Deportiva Guayaquil, y fue el propulsor del primer partido de fútbol “inter city” en 1912 entre el Club Sport Guayaquil y el Sport Club Quito, que había sido fundado en 1906.

Todo el esfuerzo de investigación de estas seis décadas ha sido gratuito. Jamás he recibido el apoyo de entidad oficial alguna ni de los organismos estatales. He publicado trece libros de historia del deporte y de su relación con la literatura financiados por la colaboración de amigos. Mi trabajo me permitió encontrar el detalle del primer partido internacional de fútbol jugado en Ecuador; fue en 1920 entre los marinos del buque británico Weymouth y el club guayaquileño Centenario. Luego, la versión auténtica de los partidos de los marinos del buque Cambrian y los clubes Centenario y Norteamérica, lo que dio nacimiento a la épica disputa del Escudo Cambrian, donado por la oficialidad del buque inglés, entre 1923 y 1931.

Historia, no fabulaciones

Tengo el orgullo (no vanidad) de haber logrado hallazgos que hoy son parte de una historia verdadera de nuestro deporte, no de fabulaciones de impostores. Como ejemplo cito la historia fidedigna de la concurrencia de los atletas nacionales a los Juegos Olímpicos de París en 1924, gracias a los contactos internacionales de Manuel Seminario, de quien he escrito un libro biográfico que espero poder publicarlo pronto.

Algunos descubrimientos han cambiado versiones oficiosas. Barcelona no fue fundado el 1 de mayo por catalanes sino por jóvenes porteños el 28 de abril de 1925 en la esquina noroeste de la Escuela Modelo. Emelec no fue fundado por George Capwell (llegó a Guayaquil en 1926) sino por Alejandro Ponce Elizalde, en junio de 1925. Este club participó en fútbol y fue campeón de la Liga Deportiva Comercial. Esto no quita méritos a Capwell, quien en 1929 le dio personería jurídica y lo engrandeció hasta ser la entidad deportiva más organizada del país. Tampoco la Federación Deportiva del Guayas fue fundada el 25 de julio de 1922, sino el día 19 de esos mes y año.

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La incansable revisión de viejos periódicos me permitió encontrar la fecha del primer choque entre Barcelona y Emelec el 22 de agosto de 1943 y el origen de la denominación de Clásico del Astillero en una edición de EL UNIVERSO en 1948. También el dato del primer gol en el estadio Capwell en 1945, obra del delantero guayaquileño Marino Alcívar, y la relación circunstanciada del nacimiento del profesionalismo en el fútbol ecuatoriano en Guayaquil, en 1950.

Imposible relatar todo lo hallado en estos 60 años. Para mí es un motivo de feliz conmemoración y de compromiso para continuar en este trabajo honorario del que he disfrutado largamente. (O)