El cantante español Raphael genera polémica por un concierto que ofreció el sábado en Madrid con cerca de 5.000 asistentes, pese a las restricciones que existen debido al COVID-19.

Este concierto se dio en el WiZink Center. Los responsables del centro aseguraron que durante el show se cumplieron todas las medidas de bioseguridad. El centro asegura que "se abrió para la ocasión extremando las medidas de seguridad sanitaria para iniciar así la recuperación de la música en vivo, trasladando a la sociedad el mensaje de que la cultura es segura".

La presidenta regional de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, también aseguró a la prensa que el espectáculo se celebró con "todas las medidas de seguridad", aunque anunció que, si sube la incidencia del coronavirus, "se suspenderán todos los eventos de las mismas características".

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El recinto "ha respetado el aforo limitado del 30 %, renueva el aire cada 12 minutos y ha cumplido con toda la normativa" anticovid, explicó.

La agencia Europa Press detalla que el consejero de Justicia, Interior y Víctimas de la Comunidad de Madrid, Enrique López, también aseguró que se cumplió con las medidas de seguridad y ha subrayado que el evento "no generó un riesgo mayor que el que puede haber en una superficie comercial".

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López puntualizó que conciertos de este tipo se pueden permitir "siempre que se cumpla con el aforo por debajo del 30 por ciento, las personas estén sentadas con mascarillas con prohibición de comer y de beber, y con un aire reciclado de forma permanente".

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WiZink Center precisa que hubo 4.368 personas en los asientos habilitados, un 25 %, "cuando por normativa se hubiese podido activar hasta el 40% del aforo", detalla la agencia Efe.

La capacidad total de esta instalación, que puede alcanzar los 17.400 espectadores, permitió duplicar el distanciamiento entre los asistentes y, aunque la norma establece un asiento de distancia entre el público, hubo dos. (I)